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Una huelga nacional del transporte urbano y bloqueos de carreteras por parte de camioneros en contra del desabastecimiento de combustible complicaba al presidente de boliviano Luis Arce, cuyo gobierno anunció que desde el jueves se iniciará el descargo de combustible de barcos provenientes de Rusia para abastecer a la nación.
Autobuses y camiones fueron utilizados para bloquear las principales rutas del país que conectan oriente con occidente, en algunas con más fuerza como Oruro, en el altiplano fronterizo con Chile, por donde se exportan e importan productos.
Según reportes del gobierno son más de 59 los bloqueos mientras la dirigencia de los conductores ha asegurado que son más de 100 y han paralizado a Bolivia.
Ante imposibilidad de desplazarse, muchas escuelas suspendieron las clases.
Las protestas se dan en medio del aumento de las críticas a Arce y su gestión, mientras el mandatario busca frenar el deterioro de la economía —también afectada por la escasez de dólares— y sigue enfrascado en una lucha de poder con su antiguo mentor y rival, el expresidente Evo Morales (2006-2019) por la candidatura presidencial del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) para 2025.
“Diga la verdad señor presidente, ¿qué esta pasando con el combustible? Esto viene de hace mucho y hasta ahora no hablan con la verdad y no nos dan verdaderas soluciones”, dijo a The Associated Press el dirigente del transporte urbano Víctor Tarqui.
Juan Gutiérrez, otro dirigente de los transportistas, cuestionó que el gobierno esté abocado a la lucha política. ”A nosotros qué nos importan sus peleas, ellos deberían atender el problema económico, esto no es político”, agregó en un punto de bloqueo en la ciudad de La Paz, la sede de gobierno. El bloqueo se tornó violento en la vecina ciudad de El Alto, donde varios conductores azotaron con cinturones a sus colegas que no acataron el paro.
Desde 2022 la nación andina pasó de ser un país exportador de gas natural a importador de carburantes por un estancamiento de su industria de hidrocarburos nacionalizada en 2006.
El año pasado el país importó gasolina y diésel por 2.974 millones de dólares, mientras las exportaciones de gas natural alcanzaron 2.058 millones de dólares, según cifras oficiales.
La protesta también afecta al sector comercial y productivo de la región de Santa Cruz, considerada el motor económico de Bolivia, que utiliza el diésel para sus maquinarias. Bolivia importa el 80 % del diésel que consume y un 50 % de la gasolina y lo subvenciona en casi un 50 %.
Arce anunció que desde la mañana del jueves se hará el desembarco del combustible ruso que ha llegado a puertos de la ciudad chilena de Arica. El gobernante explicó que a ese puerto llegaron cuatro barcos con combustible que no podían descargarlo por las fuertes marejadas, por lo que le pidió a su colega de Chile, Gabriel Boric, que lo ayude a acelerar el proceso.
El mandatario admitió los problemas de abastecimiento y adelantó que busca una solución incluso aumentando la compra de carburante a países vecinos como Argentina, Paraguay y Perú.
En tanto, Morales desde su cuenta de X, antes Twitter, mencionó recientemente que el “país vive una crisis económica, institucional y democrática donde la sociedad está al borde de la convulsión por no encontrar salida a todos estos problemas”.
Incluso aliados de Arce, como la Central Obrera de Bolivia, el gremio de trabajadores más grande del país, le han pedido un cambio de ministros y del presidente de la petrolera estatal por la falta de combustible.
También han surgido voces a favor de que se adelanten las elecciones del próximo año de los mismos transportistas y del Comité Cívico de Santa Cruz, una institución crítica del gobierno.