Desaparece ecosistema de Microcuenca Pallina; son nueve comunidades afectadas

Pañales desechables, botellas, bolsas plásticas y hasta residuos hospitalarios flotan en lo que alguna vez fue refugio natural de ispis, suches, lagartijas y patos silvestres. El ecosistema de la Microcuenca Pallina ha desaparecido, confirman pobladores de las nueve comunidades afectadas en el área rural del municipio de Viacha.

Informe del Gobierno Autónomo Municipal de Viacha (GAMV) y del Ministerio de Medio  Ambiente y Aguas (MMAyA) confirman el deterioro de esta zona, además de los testimonios de las autoridades originarias quienes aseguran que a raíz de la contaminación, los pobladores han adquirido artritis, padecen constantes dolores estomacales por los malos olores y sospechan que incluso algunos casos de cáncer pueden tener origen en este problema de contaminación.

Por su lado, los veterinarios reportan casos de ceguera en ovejas, cojera en el ganado vacuno, muertes provocadas por el consumo del polvo que cubre el forraje, proveniente de una cementera y las ladrilleras, hasta llegar al extremo de encontrar agujas de jeringas, barbijos y alambres que flotan en el agua que beben los animales y luego les provocan obstrucciones fatales.

UN DÍA COMENZÓ LA PESADILLA

Hace unos 40 años, cuando era un niño, Juan Pablo Yujra despertó junto a sus hermanos a las cinco de la mañana para iniciar su jornada laboral. Vivían a menos de 50 metros del río Seque, un cristalino caudal que descendía desde la laguna Milluni y luego de pasar por la ciudad de El Alto, llegaba hasta la comunidad Mamani, en Viacha. Entonces el río aún tenía un color claro y corría lento, en un arrullo sereno y constante que, según la temporada, nutría los cultivos de quinua, alverja, haba, lechuga, cebolla o zanahoria.

Después de desayunar, su primera labor era cruzar las serenas aguas del río con las vacas y ovejas de su familia, para dejarlas pastando al otro lado de la loma, cerca de los sembradíos de alfa alfa del lugar.

Al llegar a la orilla, Juan Pablo, que apenas tenía siete años, se sorprendió, porque creyó que el río había desaparecido y en su lugar sólo quedó una brillante calle empedrada.

El pequeño pastor se acercó más y halló cientos de bultos plateados que flotaban agrupados sobre el agua, eran casi del tamaño de una marraqueta, recuerda. Por un momento le pareció que se podría caminar sobre ellas, pero el olor fétido y las pequeñas aletas le confirmaron que se traba de peces muertos. Juan Pablo recordaría aquella escena como la fotografía en blanco y negro que marcó el inicio de una pesadilla.

BIOCIDIO Y CONTAMINACIÓN

Un informe elaborado por técnicos de la Secretaría de Medio Ambiente de la Alcaldía de Viacha en 2020 confirma que en la zona hubo un biocidio por la desaparición de especies de peces nativos, como el ispi y el suche, además de lagartijas, sapos y varios tipos de anfibios que habitaban en la microcuenca Pallina. El sector afectado está a 22,5 kilómetros de la capital del departamento de La Paz y abarca a los ríos Seco, Seque y Pallina, que alimentan el caudal que desemboca, 74 kilómetros más allá, en la Bahía de Cohana, en el Lago Titicaca.

Hoy, las aguas se han vuelto oscuras y desprenden olores fétidos que provocan migrañas, constantes hinchazones de estómago, además de artritis y ardor en los pies de los vecinos.

“El daño es irreversible, no hay solución, pero por más que acudimos a las autoridades del Gobierno, la Alcaldía (de Viacha) y la Gobernación, nadie quiere hacer nada”, afirma indignado, mientras muestra una botella de plástico en la que lleva un líquido gris.

El líquido viscoso, con tintes amarillentos, no es otra cosa que agua del río Pallina. “Incluso una autoridad del MMAyA nos ha dicho que estas aguas se pueden tomar. Lo he desafiado a que viva aquí un mes, no me han vuelto a responder, ya no responden a ninguna de nuestras cartas”, dice molesto quien hoy es presidente del Organismo de Gestión de Cuenca (OGC) de la Microcuenca Pallina.

La OGC Microcuenca Pallina está conformada por dirigentes de nueve comunidades originarias: Contorno Pallcoso, Contorno Bajo, Ch’alla Jahuira, Granja Convento, Mamani, Pallina Grande, Pallina Centro, Pallina Chico y Seque Jahuira, las cuales forman parte de la Marka Batalla de Ingavi y Marka Contorno, de la Jacha Marka Ingavi, con una población aproximada de 4.200 personas; son parte de los distritos 3 y 6 del municipio de Viacha.

Un segundo informe, elaborado por el MMAyA señala que en la década de los 70s y 80s, “aún se podía observar la presencia de peces como el ispi, suche y anfibios en el río de la Microcuenca Pallina, pero debido a la contaminación, éstos se han extinguido completamente”.

El documento, es parte de un proyecto de manejo integral de cuencas denominado “Plan de Gestión Local del Organismo de Gestión de Cuenca – Microcuenca Pallina”. El texto menciona que el ganado de las comunidades también se ve afectado por la contaminación creciente en “los campos nativos de pastoreo” y bofedales, generando su erosión y degradación, además de la sobre explotación de la tierra que no está contaminada.

SUPLICIO DE LOS ANIMALES

En la Directiva de OGC Pallina también está el vicepresidente y agricultor Alex Callisaya; la agricultora y secretaria de Hacienda, Miriam Condori, y los veterinarios Maribel Canaviri y Sabino Gutiérrez, con 30 años de experiencia en el tratamiento de animales.

Canaviri explica que la contaminación afecta a los animales, desde el polvo de la empresa cementera de ese municipio hasta la minería ilegal de Viacha, porque el polvillo cae al forraje de los animales y en el caso de las vacas, al comer alfa o pasto con ese sedimento, “se les forma una bola negra, bien dura, que no se puede deshacer al interior del primer estómago, esto impide que el alimento pase a los otros estómagos y muchas veces el animal muere luego de varias enfermedades provocadas por la falta de nutrientes”.

La veterinaria de la comunidad Mamani recuerda que hace unos 25 años, por esas riveras crecían totoras, una planta acuática con la que los antiguos aymaras construían una serie de utensilios, incluso embarcaciones, pero ahora el agua es color ladrillo.

Sabino Gutiérrez, poblador de Challajahuira describe el suplicio de los animales y que incluso a las vacas se les hace tragar un imán cuando presentan dolores estomacales o sangrado en las heces fecales. Por medio de ese tratamiento lograron aislar, al interior del estómago de los animales, agujas de jeringas hospitalarias, alambres e incluso el metal en polvo que traga el ganado al beber el agua contaminada.

En los últimos años, los comunarios acudieron y enviaron notas a cada nivel del Estado, desde la Presidencia de la Cámara de Diputados, la Comisión de Medio Ambiente de esa instancia legislativa, la alcaldesa de El Alto, Eva Copa; al Gobernador paceño, Santos Quispe, a la Asamblea Legislativa de La Paz, a la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico (AAPS) y el MMAyA.

Nadie les dio solución. Solo la Comisión de Medio Ambiente se comprometió hace un año a programar una visita a Pallina.

Miriam Condori, vecina de la comunidad Challajahuira, relata que antes ella podía ir al río a lavar la ropa y sus frazadas, y que su ganado era gordo, con una producción de leche de 15 litros al día y cada vaca costaba Bs 5 mil. “Ahora, a lo mucho pagan 1.500 por vaca, son flacas, cojean, en vano le damos alimento, ahora apenas producen 8 litros, el forraje contaminado solo causa enfermedad”, lamenta la comunaria.

SIN AGUA, NO HAY VIDA 

Finalmente, la minería ilegal opera en la zona, como confirma un informe del alcalde de Viacha, Napoleón Yahuasi y el secretario de Medio Ambiente de ese municipio, Armando Manzaneda, que advierten sobre 23 recicladoras de mineral que han provocado colas de mina, que son pozos con desechos minerales, incluso con la presencia de cianuro.

“Aquí está la empresa procesadora Jach’a Kollo. Este es el lugar más feo, muchos de ustedes me acompañaron a ver, y que quede bien claro, incluso ha venido un miembro de la Cámara de Minería y se ha dado cuenta de lo terrible de la situación en ese lugar”, expuso el funcionario edil en una reciente reunión con los comunarios.

Todos estos elementos desembocan en la contaminación sobre el río Pallina y sus afluentes de aguas subterráneas, según un estudio de la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Viacha (Emapav). El agua no es apta para consumo hasta que pase por un “tratamiento físico-químico completo y desinfección bacteriológica”, debido a que presentan “una elevada turbiedad por elevado contenido de sólidos en suspensión”.

En el caso del agua del pozo de Pallina Grande, se revela que el resultado del análisis, sobre la presencia de “manganeso y cloruro influye en la aceptabilidad por el sabor, el cobre no influye en olor y sabor, pero causa riesgo a la salud”. En el caso de los sulfatos, la elevación de los resultados nos muestra que tiene efecto sobre la salud del ser humano”.

El vicepresidente de la OGC Pallina, Alex Callisaya, asegura que la lucha que han emprendido, denunciando el daño causado por la contaminación, no es solo por cumplir con sus comunidades, sino con la esperanza de no perder todo lo que tienen o lo que les queda. Son conscientes de que en Viacha la vida no podrá seguir si no tienen agua.

“Tenemos que dejar algo para nuestros hijos, de qué sirve tener una casa en un lugar donde no hay agua y ya no crece nada. Queremos que ellos puedan heredar vida, no la muerte que nos han provocado”, concluye Callisaya.

  • La investigación realizada por Visión 360, se dio en el marco del Fondo Concursable Spotlight XX, de Apoyo a la Investigación Periodística en los medios de comunicación, impulsada por la Fundación Para el Periodismo, Fundación Alternativas, Welthungerhilfe y el Ministerio Federal de Cooperación Económico y Desarrollo – BMZ.
  • El reportaje se difunde en cooperación con los portales digitales Periodismo Sin Photoshop, Radio Laser 103.9 y VISOR21.

//Visión 360 / EDICIÓN VISOR21//