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RODOLFO FAGGIONI
Llegando por primera vez, Florencia se presenta al turista como un gran museo. Cuando se vive por algún tiempo, se respira la atmósfera de una ciudad de arte.
Fundada por los romanos un siglo antes de la Era Cristiana, Florencia llega al cúlmine de su esplendor entre los siglos XI y XV en feliz equilibrio entre la autoridad de los Emperadores y la de los Papas.
Miguel Angel Buonarrotti, Donatello, Leonardo da Vinci, Brunelleschi no son sólo nombre de calles, sino que son los autores de las obras de arte que Florencia conserva con orgullo.
Ella se concede generosa a los estudiosos, segura de haber contribuído al florecer de una civilización espléndida. Universidades e Institutos de Arte y Cultura están llenas de estudiantes extranjeros, muchos de los cuales vienen a especializarse sin seguir cursos específicos porque en Florencia se encuentra material original.
Como si no bastasen los monumentos que se pueden tocar con la mano, ricas bibliotecas ofrecen testimonianzas de la veneración de los florentinos por la cultura y se pueden encontrar manuscritos originales de los principales actos del evo-antiguo.
En la Galeria degli Uffizi, la más selecionada pinacoteca del mundo, se conservan las obras de los genios universales Leonardo y Miguel Angel. Insignies monumentos señalan las etapas de la civilización artística florentina, el Bautisterio con sus mosaicos bizantinos, el Duomo con sus esculturas, las Iglesias medioevales con sus pinturas al fresco, los palacios públicos y privados, Palacio Pitti, Palacio Vecchio, monasterios y claustros, conventos y cenáculos. El arte y la civilización de los Etruscos tiene en el Museo Arqueológico la más completa documentación. En Florencia con Dante nace la lengua italiana, con Petrarca y Boccaccio se afirman los estudios literarios, con Machiavelli nace la moderna ciencia política, con Galileo Galilei nace y se afirma la moderna ciencia experimental.
Desde los tiempos de Carlo Magno fue sede de una famosa Universidad, que hoy comprende decenas de facultades e institutos especializados, frecuentada por centenares de jóvenes de todo el mundo, gracias a las becas que generosa ofrece la ciudad de Florencia.
Por antigua tradición, los florentinos se interesan al embellecimiento de la ciudad, que se ha convertido en hecho social más que individual. Fue la voluntad popular a preferir la Puerta del Paraiso de Ghiberti a la de Brunelleschi.
En el campo de la arquitectura, los palacios florentinos son ejemplos de elegancia y practicidad, Palacio Strozzi es un “clasico” del Renacimiento, la fachada de la magnífica torre del Duomo, desde cuya sumidad se puede apreciar el panorama de toda la ciudad cruzada por el majetuoso rio Arno, es una obra de Giotto. Durante la última guerra mundial, los alemanes en fuga hicieron saltar todos los puentes de Florencia a excepción del famoso Ponte Vecchio, donde los orfebres trabajan con gran abilidad el oro y la plata.
Desde tiempos antiguos, fue centro de actividades culturales importantes, tanto que la llamaron la Atenes de Italia y actualmente durante todo el año se celebran una serie de manifestaciones artísticas y culturales tales de safisfacer las exigencias más variadas.
Es célebre por su artesanía de alta clase, heredera de una tradición secular y por la elegancia y el buen gusto de sus creaciones.
Florencia es una de las ciudades más bellas e importantes de Europa y una de las más atrayentes desde el punto de vista turístico y digna de ser visitada.