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María Eugenia Lozada, de 49 años, llegó a Argentina en 2018, en el momento más álgido de una crisis sin precedentes en su natal Venezuela, de la que no encontró otra salida que huir. Dos años antes, Néstor Briceño se estableció en Buenos Aires, donde se estrenó como empresario con un negocio que mucho le recuerda a su país.
Ambos se muestran aliviados con Javier Milei, un ultralibertario que ha puesto en marcha un programa de choque con el que asegura recuperará la economía argentina.
“Yo tengo muy buenas esperanzas y expectativas con este nuevo gobierno, porque viene con una onda totalmente diferente”, dijo a la Voz de América Briceño, propietario de TequePops, una fábrica de tequeños, los tradicionales dedos de harina de trigo rellenos de queso, cada vez más populares en Argentina.
“Un país no se arregla de un día para otro”, agregó. No obstante, está esperanzado.
Milei asumió hace un mes la presidencia de Argentina, un país con una inflación anual que supera el 160 % y una pobreza del 40 %. En ese contexto de crisis, firmó un megadecreto que abrió las puertas a la privatización de empresas públicas y deroga leyes de protección a los consumidores contra aumentos abusivos de precios.
Ya antes devaluó la moneda 50 % y ahora impulsa en el Congreso un paquete de leyes para desregularizar la economía, que enfrenta resistencia. Milei ha advertido que su país estará peor antes de ver mejoría.
Por su parte, Lozada, que era docente en Venezuela, espera que la presidencia de Milei “venga con una perspectiva de verdad de desarrollo y no de retraso”.
“Que de verdad construya ese aspecto que había quedado atrás, que estaba como congelado por el gobierno saliente, que tiene la misma ideología y viene de la misma forma política que el gobierno que tenemos en Venezuela”, aspira.
Muchos venezolanos celebraron el triunfo de Milei, incluso salieron a las calles de Buenos Aires con banderas de su país en apoyo al libertario, que tachó al presidente Nicolás Maduro de “comunista”.
Maduro, por su parte, tildó a Milei de “neonazi” y ha condenado las medidas económicas.
“Fíjense el desastre de Argentina. ¿Se han dado cuenta? ¡La locura! Un decreto dictatorial del presidente neonazi de ultraderecha de Argentina eliminando todos los derechos del pueblo, acabando con la soberanía económica de Argentina”, dijo el mandatario venezolano el 27 de diciembre en un acto transmitido por el canal estatal.
Argentina y Venezuela retomaron relaciones con el anterior gobierno del peronista Alberto Fernández, después de que rompiera con el gobierno de Mauricio Macri -aliado de Milei- en medio del desconocimiento a la reelección de Maduro en 2018.
Ese fue el año en que huyó Lozada, hastiada de protestas y crisis.
“Me vine por tierra porque no tenía la cantidad de dinero suficiente para poder comprar un boleto aéreo”, recordó. “Duré 11 días viajando sola en colectivo… Creo que durante todo el trayecto que pasé Colombia estuve llorando. Me sirvió para soltar tanta presión, para alivianar la carga que traía encima”.
Aunque admitió que siente nostalgia por el país que dejó. “Nunca se suelta por completo, pero no me pesa haberme venido”.
“Me ha costado mi vida”
TequePops, de Briceño, emplea a 60 personas, la mayoría venezolanos. En la fábrica, ubicada en Buenos Aires, unas cuantas personas están frente a varias mesas armando los deditos de queso, tradicionales en Venezuela. Otras estiran la masa. A unos pasos, un gran almacén refrigerado con cajas y cajas de producto listo para vender.
“A mi me ha costado esto mi vida, me ha costado mucho sacrificio, muchas lágrimas, mucha alegría”, sostiene Briceño. “Yo no voy a querer que esto se funda si mañana llega un gobierno populista diciendo esto que se lo vamos a dar al pueblo”.
“En 2017 comenzamos con muy pocos recursos, realmente 60 dólares en el pequeño departamento donde vivía”, recuerda Briceño. “Vendía a otros amigos, salía a la calle a vender en el Subte, en el microcentro de Buenos Aires, en la calle Florida, que es muy famosa ahí con una cavita (heladera), iba ‘¡tequeños, tequeños’”.
Con todo el movimiento de la empresa, admite Briceño que la situación país no para de golpearlo: todo lo que gana lo invierte en el negocio, reconoce que cualquier ahorro en pesos está condenado a disolverse por la devaluación.
“Ahorita estoy en una meseta, que no quiere decir que estás abajo, que quebraste o que vas a dejar el negocio”, evalúa. “La economía está así para mí y para todos”, explicó.
“Si Milei está dispuesto a creer y apostar en el empresario o la empresa privada, acá esto va a ser otra cosa, porque la gente va a querer venir a invertir ahorita”, augura.
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