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RODOLFO FAGGIONI
Jerusalén es la Ciudad Santa en perenne conflicto. Y la apertura de la Embajada de los Estados Unidos ha agravado mucho esta situación con la guerrilla que explotó en la franja de Gaza. Este es el último episodio de una historia milenaria de guerras, devastaciones, asedios y conquistas crueles.
Para los hebreos no es sólo la capital espiritual fundada por el mítico Rey David. En 1980, la Knesset (el Parlamento monocameral de Israel) la ha proclamando, de modo unilateral y no reconocida por la comunidad internacional, “capital única, indivisible y eterna” del Estado de Israel. Tambien los palestinos reclaman la parte oriental como capital de una futura nación. La ciudad está dividida aproximadamente en dos partes: al Oeste la parte hebraica, donde se encuentra el Palacio de Gobierno y el Parlamento y al Este los barrios árabes. En el centro se encuentra la antigua ciudad, rodeada por las poderosas paredes otomanas. Aquí, en el espacio de pocos metros, incluso superpuestos el uno al otro, se encuentran los lugares más sagrados de las religiones.
El “Muro de las lamentaciones” o “Muro Occidental”, que es lo que queda del Segundo Templo, construído en el II siglo a.C. sobre las ruínas del Primer Templo del Rey Salomón, edificado en el año mil antes de Cristo.
En el terraplen, sobre el “Muro de las lamentaciones” se extiende la explanada de las Mezquitas, en la mezquita Al Aqsa, se lleva a cabo todas las semanas la “Gran oración del viernes”. La “Cúpula de la Roca”, el más antiguo edificio islámico del mundo y joya del arte omeya, erigido en el año 691 d.C. está a sellar la conquista de Jerusalén por parte del Califa Omar. Cuenta la leyenda que Mahoma se alzó en vuelo hacia el cielo, dejando una huella de su pie en una roca. A pocos metros se encuentra el “Santo Sepulcro”, corazón de la cristianidad, controlado en una especie de “paz armada” por cristianos de rito latino, coptos, ortodoxos, armenios, etíopes y sirios. Cada uno de ellos siente a Jerusalén como su propia ciudad y como parte esencial de su identidad.
Esto explica las conquistas y las reconquistas de la historia milenaria de esta ciudad: de persas a babilonios, de romanos a bizantinos, de musulmanes a cruzados y para terminar de nuevo a varios califatos islámicos y al Imperio Otomano que la ha administrado hasta su derrota en la Primera Guerra Mundial, para luego ser gobernado por un mandato británico.
Hasta 1967, la parte este de la ciudad que comprendía incluso la ciudad antigua, estaba bajo control del Reino de Jordania. Durante la “guerra de los seis días”, el ejército ejército israelí derrotò a los jordanos tomando posesión de toda la parte Este de Jerusalén.
Actualmente para las Naciones Unidas, el estatus de Jerusalén es de “corpus separatum”. Cristianos, fieles de otras confesiones religiosas, Movimientos Pacifistas y Comunidades Internacionales piden el “Status Quo”de Jerusalén y se ponga fin a la violencia declarándola “Ciudad de Paz”.