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Jimena Núñez, emprendedora boliviana, dice que terminó el 2023 con dificultades para cubrir sus necesidades y mantener a su familia: “Uno va al mercado con el presupuesto de la canasta familiar básica, ni siquiera para darnos gustos, pero han subido las cosas en 50 centavos, un pesito o más y así el presupuesto del hogar varía. Ya no alcanza”.
Su testimonio coincide con muchos bolivianos consultados, incluso es la misma opinión que tienen los sectores empresariales y productivos de Bolivia, quienes manifiestan su preocupación por el manejo de la economía durante el 2023.
Entre los aspectos determinantes que identificaron las fuentes consultadas están la caída de las reservas, el déficit fiscal, la escasez de dólares, la subvención de los combustibles y el auge del contrabando.
El gobierno del presidente Luis Arce había proyectado para el 2023 un crecimiento del 4,86%, que luego fue reajustado a un estimado de entre el 2,6% y el 2,7%. Sin embargo, el ministro de Economía Marcelo Montenegro, informó el martes que al segundo trimestre el crecimiento económico fue del 2,2 %.
“Los organismos internacionales nos daban 1,8 % y 1,9 % de crecimiento para esta gestión, vamos a crecer algo más, y eso nos va a situar entre las economías de mayor crecimiento, de Sudamérica”, dijo.
Montenegro afirma que Bolivia mantiene una estabilidad de precios a pesar del contexto global adverso como la guerra entre Rusia y Ucrania, la crisis bancaria de Estados Unidos, y la elevación de la tasa de interés de la Reserva Federal estadounidense que, según justifica la autoridad, afectó a toda la economía occidental.
“[Es una situación] muy privilegiada”, dijo también a medios locales el viceministro de Política Tributaria, Jhonny Morales. Los expertos, sin embargo, estiman que la desaceleración no se detendrá en esta gestión.
Un discurso optimista
El mandatario boliviano, quien fue ministro de Economía y Finanzas Públicas entre 2009 y 2019, ha reiterado su discurso optimista acerca del crecimiento gradual de la economía boliviana, argumentando que los indicadores de organismos internacionales demuestran la “rápida recuperación”.
“Somos, aunque muchos quieran negarlo, la economía de mayor estabilidad en toda la región y una de las más estables en todo el mundo”, aseguró Arce en un encuentro con la prensa en diciembre. Destacó entonces específicamente dos indicadores económicos: la disminución del desempleo al 3,6 % y la caída de la inflación al 1,48 %.
“¿De qué crisis podemos hablar? (…) Pero aún, por supuesto, no estamos conformes con este 3,6 %. Hay que seguir reduciendo y en eso estamos empeñados desde el gobierno nacional”, dijo en diciembre, en un encuentro con periodistas.
El ministro Montenegro actualizó el dato de la inflación a noviembre de 2023 y señaló que la tasa fue de 1,5 %, “una de las más bajas de nuestra historia”.
Sin embargo, el analista financiero, Jaime Dunn explicó a la Voz de América por qué, a pesar de estos datos destacados como logros por el gobierno, hay un debilitamiento de la economía boliviana, también percibida por calificadoras internacionales.
“Una cosa es lo que se dice y otra cosa es lo que la gente ve (…) el mejor economista es la gente de a pie (…) Hay un costo grande para mantener la inflación baja y es baja por las razones equivocadas, porque hay alta producción en el país. Hemos cambiado el gas por la deuda, de estar exportando sobre 6.000 millones de dólares en gas natural al año, estamos exportando menos de la mitad -como 2.800 millones de dólares- entonces evidentemente han caído los ingresos, pero el tema es que los gastos no han bajado”, dijo el analista.
La calificadora internacional Standard&Poors rebajó, el 22 de noviembre, la calificación de riesgo crediticia soberana de Bolivia a CCC+, por la caída de las exportaciones, las reservas bajas y el déficit fiscal. De acuerdo con Dunn-dice- debería tenerlo en cuenta. “Las calificadoras internacionales ya vienen advirtiendo desde 2014 que la economía boliviana está entrando a un periodo complejo”, advirtió.
Detractores y seguidores del actual plan económico de Bolivia
Arce y el expresidente Evo Morales, ambos del Movimiento al Socialismo (MAS) y por años cercanos colaboradores, protagonizan una disputa política. Morales niega que Arce sea el ideólogo del modelo económico boliviano, incluso lo catologó como un “cajero” y lo ha responsabilizado por lo que considera el “hundimiento económico” de Bolivia.
“Creen que [el presidente Luis Arce] Lucho es ideólogo del modelo económico, él en el gabinete era conocido como ‘cajero’, no como ideólogo, si fuera ideólogo en tres años hubiera levantado la economía de Bolivia, más bien en tres años ha hundido la economía de Bolivia”, dijo Morales en acto público el pasado mes de septiembre.
Pero ministros, legisladores y movimientos sociales que respaldan al presidente Arce y defienden su plan económico al que consideran “exitoso”, pese al contexto internacional adverso. El propio ministro de Economía, Marcelo Montenegro, afima que “hay un sabotaje pactado” que busca perjudicar a Arce.
El presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz, Jean Pierre Antelo, en un mensaje de evaluación difundido en diciembre pasado dijo que “el Estado en sus distintos niveles prefirió la confrontación interna y la disputa con otros en lugar de promover la creación de valor (…) Solo convocaron a las instituciones empresariales para la fotografía, pero no nos apoyaron como lo necesitábamos”, cuestionó.
Dijo además que hubo excesivos controles estatales a la actividad empresarial, aunque aclaró que los obstáculos fueron superados con resiliencia por su sector.
El contrabando
El contrabando en Bolivia fue un tema de preocupación constante para los empresarios del país en 2023. Un estudio elaborado por la Cámara Nacional de Industria (CNI) el 2022, indicó que el contrabando alcanzó un valor de más de 3.300 millones de dólares anuales, casi el 8 % del Producto Interno Bruto (PIB). Además solo se habría decomisado el 3,18 % de la mercadería ilegal que ingresó al país.
Esta entidad remarca que el impacto negativo del contrabando desindustrializa la dinámica del “Hecho en Bolivia” que apoya la producción nacional, elimina el empleo formal y frena la reactivación económica.
El presidente de la Federación de Entidades Empresariales de Cochabamba, Luis Laredo dijo a la VOA que “el contrabando mueve más que muchos rubros que están legalmente establecidos en el país”.
“Debemos luchar contra eso, se debe cambiar la normativa. Pero es un tema de voluntad política, no podemos seguir incentivando en desmedro de las empresas legalmente establecidas en el país”, afirmó.
El mercado de las bebidas alcohólicas está entre los rubros cada vez más deteriorado, de acuerdo a un reciente estudio difundido a fines de 2023 por el economista y exdirector del Banco Central de Bolivia, José Gabriel Espinoza.
“El 20 % del mercado está copado por el consumo ilegal de bebidas alcohólicas, donde el 13% corresponde al consumo ilegal de cerveza y el 7 % a otras bebidas. En 2022, el fisco boliviano perdió 218,6 millones de dólares en recaudación por el contrabando de bebidas alcohólicas”, dijo Espinoza.
A su vez hizo una alerta. “Hay que entender que esto frena todo el desarrollo del sector. Uno no va a invertir más porque sabe que no va a poder vender más, y si no invierte más, probablemente no pueda acceder a mercados de exportación y por lo tanto el mercado legal sigue contrayéndose y el mercado ilegal sigue creciendo”, explicó el experto.
¿El litio es el futuro?
El litio se presenta como la oportunidad del futuro económico de Bolivia. De acuerdo con el presidente Arce, es “la punta de lanza para la industrialización del país”.
Por eso, en 2023 se establecieron convenios para la aplicación de la tecnología de extracción directa de litio (EDL) con las firmas chinas CATL BRUNP &CMOC (CBC) y Citic Guoan. En diciembre, la rusa Uranium One Group alcanzó un convenio para instalar una planta piloto de extracción directa de litio en el salar de Uyuni, con capacidad para producir hasta 15.000 toneladas al año a partir de 2025.
Además fue suscrito un acuerdo con la empresa india Altimin, con vistas a desarrollar tecnología para la fabricación de baterías de ion litio.
Sin embargo, expertos y legisladores de oposición consultados por la Voz de América afirman que existe falta de transparencia en el manejo de la información ya que se desconocen los detalles de estos documentos y los alcances de las inversiones.
Según información estatal, Bolivia pasó de tener 21 a 23 millones de toneladas de reservas de litio.
Perspectivas para el 2024
De acuerdo con el economista José Gabriel Espinoza, la economía boliviana tiene tres problemas clave que deberán ser atendidos por el gobienro de Arce:
1- Agotamiento de las reservas, no solo internacionales sino para las familias en términos de ahorro y capacidad de endeudamiento.
2- Negación de las condiciones del país respecto al entorno global y las percepciones reales de la población.
3- La imposibilidad de hacer algunos ajustes por factores ideológicos en medio de un contexto político cada vez más complejo de cara a las elecciones de 2025.
“Esta pérdida de confianza probablemente sea el efecto más duro que está enfrentando el gobierno boliviano, y en los últimos meses hemos visto cómo estas perspectivas se han ido modificando y también la sensación de la población en general es negativa sobre el futuro inmediato”, dijo Espinoza.
De acuerdo con el analista financiero Jaime Dunn para salir de la actual situación el gobierno de Arce no deberá continuar adquiriendo deudas sino deberá reducir el gasto.
“Pero lamentablemente el modelo económico, social y productivo busca el crecimiento con base en el gasto público y el alto consumo, no activa las variables de inversión privada o de exportaciones”, explica.
Datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior indican que las exportaciones de enero a octubre del 2023 cayeron 2.523 millones de dólares, en comparación con igual periodo de 2022. Las importaciones apenas bajaron 240 millones.
“Luego de 3 años consecutivos de superávit entre 2020 y 2022, Bolivia vuelve al déficit comercial el 2023, con 177 millones de dólares”, indicó el gerente general Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodríguez.
De acuerdo con Rodríguez, en el 2024 debería producirse una sólida alianza público-privada y señales claras del gobierno. “La apertura del mercado de la China para exportar carne bovina es un buen ejemplo de trabajo público-privado, en el campo de la sustitución competitiva de importaciones”, concluyó.
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