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HUGO BALDERRAMA
Apenas se hizo oficial el triunfo de Javier Milei en la segunda vuelta electoral en Argentina, los voceros del insano y criminal Foro de Sao Paulo empezaron su arremetida contra el economista libertario.
Nicolás Maduro y López Obrador trataron de «extrema derecha» y colonialista al presidente Milei. Por su parte, Evo Morales dijo que todo el programa de ajustes era un paquetazo contra los humildes y necesitados.
Pero el tema no queda en declaraciones de un cocalero iletrado y de un dictador sanguinario, pues estos mareros siempre actúan con estrategias desestabilizadoras nacidas en Cuba, incluso en la propia China, como ya lo escribí semanas atrás. De hecho, la conspiración transnacional ya está en curso, además que cuenta con peligrosos aliados, verbigracia, el terrorismo islámico, y la ayuda de tontos útiles, por ejemplo, la prensa boliviana, veamos.
Prácticamente, desde el día uno del nuevo gobierno en Argentina la prensa de Bolivia ha estado poniendo en la opinión pública la idea de que todo lo malo que sucede en la economía nacional es culpa de las políticas de Javier Milei, «Efecto Milei», repiten de manera machacona.
El 11 de diciembre, apenas arrancó el nuevo gobierno en Argentina, las grandes cadenas de televisión, las estaciones de radio y los diarios, cuya única cosa positiva es que ya nadie los lee, abrieron sus titulares con: Milei devaluó la moneda en sus primeras horas de gobierno. Cosa que es falsa, pues la política del presidente no fue una devaluación, sino terminar con la mentira de un dólar barato, ya que, mientras los k insistían con un tipo de cambio de 400 pesos por 1 dólar, el mercado estableció un precio de 1000 pesos. Básicamente, los 400 pesos solamente existían en la propaganda del gobierno de Alberto Fernández.
De igual manera, cuando la harina subió de precio se volvió a hablar del «Efecto Milei» y como éste perjudicaba a los panificadores bolivianos. Sin embargo, no se hicieron la siguiente pregunta: ¿Por qué Bolivia, que tiene las condiciones para ser, no solo, autosuficiente en la producción de trigo, sino para convertirse en un exportador del cereal, tiene que importar harina de Argentina?
Porque las zonas productoras de trigo por excelencia, de clima templado a frío en el interior del país, no tienen, gracias a los minifundios heredados de la Reforma Agraria del 52, las dimensiones suficientes para hacerlo competitivamente, mientras que en el Oriente los productores agropecuarios tienen que enfrentar avasallamientos de tierras y una guerra constante por parte del régimen.
Además, el Artículo 409 del Texto Constitucional y Ley de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria establecen que la producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por ley. Por ende, los productores del agro cruceño no han podido realizar mejoras en la productividad en casi dos décadas. Obviamente, eso nos deja en desventaja respecto a otros países, como la propia Argentina. Al respecto, Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en su artículo titulado: Producir más trigo está en nuestras manos, afirma lo siguiente:
- El trigo, como cultivo de rotación de invierno, ha llegado a convertir a Santa Cruz en el principal productor de dicho grano, hasta representar hoy el 75% del volumen total del trigo boliviano. Sin embargo, el clima adverso -stress hídrico- el ataque de las plagas, el precio no atractivo, la ruinosa competencia del contrabando de harina y la inseguridad jurídica en el campo, impiden un mayor avance de la producción triguera.
Peor resultó su silencio sobre las reacciones de los mercados internacionales respecto a Bolivia y Argentina, pues, mientras la nación gaucha empieza a recuperar la confianza del mundo, Bolivia no deja de caer en el abismo. Así lo ha confirmado la agencia calificadora internacional Standard & Poor’s cuando, a principios de diciembre, decidió rebajar nuevamente la calificación de riesgo de Bolivia, de B- a CCC+, con perspectiva negativa.
Las razones que brindó la calificadora al momento de justificar su decisión fueron: a) caída de las exportaciones, especialmente, de gas, b) la caída de las reservas internacionales líquidas, en sencillo, la falta de dólares, c) los diez años de déficit fiscal y d) la nula transparencia en los datos económicos del INE y el Banco Central. En resumen, ya nadie cree el chamuyo sobre el blindaje de la economía boliviana.
Nada de lo anterior es culpa del «Efecto Milei», sino del saqueo que ha realizado el Movimiento Al Socialismo a la economía nacional. No es culpa del libertario, sino del dictador cocalero y sus secuaces, que incluye a Arce Catacora.