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Si Pedro Sánchez pensó que su segunda investidura como presidente del Gobierno español sería sin tensión en el Congreso, el líder de Vox, Santiago Abascal, le cambió los planes. Con un discurso claro, contundente, directo y sin filtro, lo acusó de “liquidar el Estado de Derecho, la separación de poderes, la igualdad ante la ley y la convivencia pacífica”, así como también, de “tratar de subvertir el orden constitucional y de preparar un golpe de Estado”.
Abascal no se guardó nada. En la tribuna del parlamento durante unos 25 minutos recalcó que Sánchez firmó un “pacto infame con un prófugo de la Justicia” –refiriéndose al independista catalán Carles Puigdemont, exiliado en Bélgica– para mantenerse en el poder.
Con ese acuerdo, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) marcó el “inicio de una tiranía” y un “golpe que disfrazará con ropajes de legalidad”. A Abascal no le sorprende la maniobra. Recordó que la alianza de Sánchez con las formaciones independentistas catalanas, vascas, nacionalistas y organizaciones de izquierda “no es algo nuevo” porque “de esa manera es como llegaron al poder personajes nefastos como Hugo Chávez, Maduro y Hitler”. Y a eso agregó una frase aún más lapidaria:
“Les puede molestar, pero Hitler llegó al poder mediante unas elecciones y solo después maniobró para acabar con la democracia. Con la dictadura de los votos han llegado al poder muchos de los peores tiranos y criminales de la historia”.
Un sillón sin dignidad
Para Abascal, “la ambición desmedida” de Sánchez para “aferrarse a un sillón del que es completamente indigno” condena a España a la ingobernabilidad. Por ello, prometió que Vox usará “todos los medios legítimos para enfrentar el golpe”. Lo hizo después de insistir que el “único asiento” que merece Sánchez es el del “banquillo de los acusados por atacar la Constitución como lo está haciendo” con sus pactos con los independentistas para sacar adelante su investidura.
Si bien el Tribunal Supremo rechazó la petición de paralizar el debate de investidura de Pedro Sánchez, Vox ya confirmó que agotará “todas las acciones que estén a la mano”, tras precisar que sólo se objetó la cautelar de la paralización, pero la querella contra el expresidente catalán Carles Puigdemont, el PSOE y Junts por la presuenta comisión de los delitos de cohecho, encubrimiento o colaboración del terrorismo, usurpación de funciones del Poder Judicial y negociaciones prohibidas a funcionarios públicos sigue adelante.
Sin libertad de expresión
La franqueza en la alocución de Santiago Abascal generó escozor en la presidente del Congreso, la socialista Francina Armengol, quien intentó censurar el discurso invocando el reglamento del hemiciclo. “Según el artículo 103, no puede ser que un diputado vaya contra los cimientos de la democracia. La democracia se basa en las instituciones que la conforman y esta Cámara es representativa, por lo que le pido que retire las palabras de golpe de Estado porque en función de mis competencias las retiraré yo”.
Abascal no sólo la desestimó sino además cuestionó que “ya ni los diputados tienen libertad de expresión en la tribuna de oradores del Congreso” por estar “a la orden de los socialistas”.
//FUENTE: PANAM POST//