GUIDO AÑEZ MOSCOSO

La degradación es un término que se ajustaría al estado de la política y de las cosas en nuestro país.

Este término se refiere a la acción de rebajar la calidad de algo hacia lo inferior, depreciando o disminuyendo, cayendo en la vulgaridad. Lo degradado es lo decaído, lo que se aleja de su propio ser o naturaleza.

Si la política está degradada en general, el Estado está manejado de forma delincuencial. Hago esta afirmación que es bastante dura, pero que refleja lo que pasa en el manejo de la cosa pública. No existe ninguna área del Estado donde no encontremos hechos de corrupción sin castigar, para no extenderme, solo citare tres áreas.

NARCOTRÁFICO: Ha penetrado hasta lo más profundo de la estructura estatal, dos jefes antidroga están detenidos, uno por la justicia internacional y otro con pedido de extradición por EEUU.

FONDO INDÍGENA: El denunciante murió en la cárcel y los que se llevaron el dinero gozan de los privilegios del poder.

IMPORTACIÓN DE COMBUSTIBLE: No abaratan los costos trayéndolos en barcazas, porque el negocio son los miles de carros cisternas que desvían a otros países a costa del abultado déficit fiscal que tiene paralizada la inversión pública.

Y así podemos seguir enumerando los casos hasta el cansancio.

Pero la degradación no solo viene del Estado, los movimientos sociales, sindicatos, federaciones y sectores “populares” que eran organizaciones con reivindicaciones legítimas y justas, hoy han ingresado a esa vorágine mercantilista e inmediatista que no les importa el futuro del país ni lo que podemos dejarle a las futuras generaciones.

Los “interculturales” que son avasalladores profesionales, han destruido parte de las reservas forestales y parques protegidos del oriente boliviano, aquí no se salva ni Santa Cruz, ni Beni ni Pando.

El Estado ha titulado 40.000 hectáreas de áreas protegidas en la reserva del Choré, lo que implica mayores vientos y mayor contaminación para el  área metropolitana cruceña.

La ambición de urbanizadores en complicidad con entidades estatales no cesa en su afán de liquidar los acuíferos que proveen de agua a más del 20% de la población boliviana que vive en Santa Cruz.

Hoy los mineros se movilizan a la ciudad de La Paz para pedir piedra libre al Estado para contaminar ríos, matar a la fauna, destrozar los bosques, acabar con las áreas protegidas y el parque Madidi, que es considerada una de las reservas con mayor biodiversidad del planeta, pero no les importa, no les interesa, no está en su agenda pensar en el país y como el Gobierno está en la luna, no tiene un programa de defensa de la tierra, el desenlace puede ser fatal para el futuro del país.

Que diferencia con esos mineros dirigidos por Juan Lechín, que luchaban contra las dictaduras y con sus movilizaciones y lucha ayudaron a reconquistar la democracia.

Si la degradación no hubiera alcanzado a todos los estamentos de la sociedad, de repente terminaba esta reflexión de otra manera, pero no veo alternativa política que ilusione al pueblo, que le dé esperanzas de cambio, que recupere la ética en el ejercicio de la vida pública, solo veo muchos actores sociales que se creen presidenciables, pero que si no es en unidad, morirán en el intento y pasarán a la historia como cómplices de haber ayudado a la dictadura a consolidarse.

Todavía estamos a tiempo que aparezca alguien con un proyecto serio que patee el tablero e ilusione al pueblo.

Salvemos a nuestra Patria. ¡Viva Bolivia libre!

GUIDO ÁÑEZ MOSCOSO
Exdiputado nacional, exministro de Estado. Asilado político.
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21