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Roderick Navarro
San Agustín (354-430 DC) fue de los pioneros en defender a los judíos desde la cristiandad, tanto por su capacidad al predicar el Antiguo Testamento como en general por el papel especial que desempeñan en el servicio del cristianismo como aquellos que también adoran al Dios Único. Dentro de la doctrina de San Agustín se puede encontrar que la relevancia del judaísmo tiene que ver, entre otras cosas, con que son el estadio previo al cristianismo y por lo tanto debe preservarse como parte del conjunto de la cristiandad, pues negar el origen es negar el conjunto.
San Gregorio (540-604) entre las grandes reformas que realizó en la iglesia, como los cantos que luego fueron llamados gregorianos en su honor, fue el primer Papa que llevó a la práctica la posición de San Agustín. Sus acciones determinaron la posición oficial de la Iglesia durante por lo menos medio milenio haciendo que esto fuese eje de actuación del alto clero. Mucha de la legislación papal entre los siglo VI y XII reflejan la influencia gregoriana en cuanto a la protección eclesiástica en relación a los judíos.
Sin embargo, esto no fue suficiente para esa época. A pesar de que la Iglesia tenía esta doctrina, los reinos cristianos actuaban de forma contradictoria. Ya en el siglo XII, en el contexto de la primera cruzada fueron asesinados más de 5000 judíos en Europa, por lo que el Papa Calixto II (alrededor de 1052-1124) publica la Bula papal Sicut Judaeis (1120) -como los judíos- que reforzaba la doctrina gregoriana. So pena de excomunión, los cristianos tenían prohibido obligar a los judíos a convertirse, a perjudicarlos, a meterse con sus propiedades, a profanar sus cementerios o interferir en sus celebraciones.
Posteriormente el Papa Eugenio III (1088-1153) reedita esta Bula a raíz de la segunda cruzada. Luego lo hacen los Papas Alejandro III (1105-1181), Clemente III (1130-1191) y Celestino III (1106-1198). Todo esto por la realidad de la violencia que afectaba a los judíos en el Imperio, en el Reino de Francia y en casi toda la cristiandad occidental, a excepción de la Península Ibérica.
El Papa Inocencio III (1161-1216) al principio de su papado continuó con la misma doctrina gregoriana, sin embargo, posteriormente endurece su visión contra los judíos en el marco de su política de defensa de la cristiandad que, al mismo tiempo, servía para enfrentarse a reyes y súbditos cristianos. Luego con la llegada de la inquisición en el siglo XV la persecución contra los judíos aumentó hasta el punto que fueron expulsados de los territorios del Imperio Español.
En el siglo XX la Iglesia dio un giro a siglos de desencuentros entre cristianos y judíos. El Papa Pio XII jugó un papel importante en la II Guerra Mundial para salvar miles de judíos perseguidos por el nazismo, al punto que la KGB emprendió una importante campaña de difamación en su contra. Luego en 1965, el II Concilio Vaticano publica Nostra Aetate en la que declara:
“(…) (como es) tan grande el patrimonio espiritual común a cristianos y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue sobre todo por medio de los estudios bíblicos y teológicos y con el diálogo fraterno (…)”.
Y en 1986, por primera vez el Papa Juan Pablo II (1920-2005) visita la Sinagoga de Roma. En aquella oportunidad, el Papa hizo énfasis en deplorar el “odio, la persecución y todas las manifestaciones de antisemitismo dirigidas contra los judíos en todos los tiempos por cualquiera”. En el futuro, el Papa Benedicto XVI (1927-2022) y el Papa Francisco (1936) también repetirían esta visita.
Judíos y cristianos tienen una larga historia, con desencuentros y hostilidades, pero también de prosperidad, libertad y de hermandad. Juntos, apuntan hacia la defensa de la vida y por ello consideran al ser humano como un ser con dignidad como una criatura de Dios.
En donde conviven juntos judíos y cristianos, en sana paz, florece la humanidad.
En resumen, tanto porque la Iglesia tiene un largo recorrido que desemboca en la fraternidad con los judíos, porque no queremos exterminarnos los unos a los otros y nos respetamos en nuestra convivencia, tanto porque los cristianos somos más numerosos, y porque somos víctimas del mismo enemigo extremista islámico como en Israel y en otras partes del mundo: los cristianos tenemos el deber de defender a nuestros hermanos judíos.
Hamás, Hezbollah y el régimen iraní, así como todos los movimientos radicales del Islam, han declarado la guerra a Occidente: quieren exterminarnos porque nos consideran “infieles”. En este sentido, el Estado de Israel está defendiendo no solo a sus ciudadanos y al judaísmo, sino también defiende la existencia de Occidente y su cosmovisión de un mundo en el que los seres humanos puedan vivir en plena libertad.
Cada quien hará su parte desde donde esté, en función de que el bien prevalezca.
//FUENTE: PANAM POST//
Roderick Navarro es político venezolano exiliado en Brasil desde 2017 por una orden de arresto del régimen de Nicolás Maduro. Estudia Ciencias Políticas en la Universidad Cruzeiro do Sul y se especializa en Marketing de Performance en la EBAC. Se ha dedicado a la divulgación de la realidad de Venezuela en el extranjero y a sumar esfuerzos en defensa de la vida, la Libertad, la propiedad, la Hispanidad y la Fe en la región.