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CARLOS LEDEZMA

Debido al complejo campo que involucra la economía con factores interconectados y de multitud de factores, no resulta sencillo reducir su análisis, sin embargo, este ejercicio histórico de la economía argentina, pretende estimular la reflexión, la discusión y la crítica, dada cuenta que su comportamiento es similar en varios países de la región que, si bien no reportan los mismos datos, en cuanto a su conducta son similares. La pobreza incrementa en la Argentina, la inflación está llegando al 140 por ciento, convirtiendo al peso argentino en papel mojado.

Durante la década de los años noventa, varios países hispanoamericanos sirvieron de laboratorio para la aplicación de medidas económicas tendentes a resolver la profunda crisis económica que los aquejaba. La crisis social Argentina del año 2001, fue caldo de cultivo para una nueva corriente ideológica que había irrumpido en la región con un discurso de rechazo a todo lo que tuviese que ver con el denominado “neo-liberalismo”. Así comenzó una nueva era en el continente con personajes como Hugo Chávez en Venezuela, Lula Da Silva en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Fernando Lugo en Paraguay, que lograron romper la hegemonía norteamericana que había estado presente durante décadas.

Tras largos años de intentos de estabilización en Argentina, comenzaron a recomponerse las fuerzas sociales, marcando el fin de una etapa de economía de libre mercado que podría estudiarse a partir de la extrapolación de resultados logrados por países que alcanzaron un desarrollo significativo en el mismo lapso de tiempo. Singapur comenzó a ejecutar políticas liberales tras obtener su independencia en 1965, cuando su economía era precaria, basada en la manufactura y el comercio, en la actualidad el PIB per cápita es de 78.574 euros, ocupando el octavo lugar de calidad de vida mundial.

Otros ejemplos llamativos son: Nueva Zelanda, que introdujo reformas económicas de mercado en 1980 y redujo el intervencionismo estatal, en la actualidad ocupa el vigésimo cuarto lugar de PIB per cápita a nivel mundial; Estonia y Letonia, tras la caída de la URSS en 1991, adoptaron políticas de mercado y reformas liberales, convirtiéndose en las economías más dinámicas de Europa; Corea del Sur, tras un periodo posguerra y de gobiernos totalitarios, a partir de la década de los años sesenta introdujo políticas de libre mercado, alcanzando rápidamente el desarrollo económico y de economía avanzada.

Tras el estallido de la crisis política y económica en Argentina, en medio de protestas ante las restricciones para el retiro de dinero que se conoce como “el corralito”, tiempo en el que primó la recesión, el desempleo y el desplome del Producto Interno Bruto, quedó aquel país al borde del colapso. Las elecciones celebradas el 27 de abril de 2003, dieron como resultado la victoria de Carlos Menem con un 24,45% del total de los votos, frente a su adversario Néstor Kirchner que obtuvo el 22,24%. La segunda vuelta programada para el 18 de mayo del mismo año no se llevó a cabo, debido a la declinación de la candidatura de Menem, permitiendo a Néstor Kirchner investirse como Presidente de la República Argentina.

La característica fundamental de esa nueva etapa, fue la recuperación del protagonismo del Estado. Recuperaron el control de las empresas que habían sido privatizadas, Aguas Argentinas, Correos Argentinos, Transporte Aéreo y Ferroviario y lo más importante nacionalizaron los fondos de pensiones de los trabajadores que pasaron a control del Estado.

Argentina es uno de los productores de alimentos más importantes del planeta, paradójicamente su economía ha mostrado comportamientos bastante irregulares durante buena parte del siglo XX y en lo lleva de entrado el XXI. Periodos de crecimiento significativo, seguido por fuertes crisis políticas, sociales y económicas que terminan condicionando cualquier esfuerzo por estabilizarla. Las fértiles planicies donde se producen soja, maíz, trigo, girasol, cebada; junto a la producción de carne, lácteos y derivados, además de importantes recursos minerales y petrolíferos, propician que pueda recuperarse aceleradamente.

Para mediados del 2004 la efervescencia de las movilizaciones aplacaba, la clase media comenzó a salir de las calles, abandonando sus banderas de lucha y el romance que desde 2001 los había llevado a estar junto a los movimientos piqueteros. El fortalecimiento que experimentaron los sindicatos en estos primeros años de siglo, tuvieron su incidencia en la aplicación de las políticas públicas del nuevo gobierno y la fragmentación de una oposición debilitada, dando paso a la consolidación de un gobierno de corte populista que se fue afianzando a través de la implementación de políticas sociales y el robustecimiento del Estado.

Para el año 2007 la estrategia oficialista se concentró en impulsar la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner, esposa del presidente, que consiguió el triunfo con más del 45% de los votos. Sin embargo, a los pocos meses de su gobierno se reavivaron los problemas. El “conflicto con el campo”, se generó ante el intento de establecer un nuevo régimen impositivo a este sector productivo. La Sociedad Rural Argentina, la Federación Agraria Argentina, Confederación Rural Argentina y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria, asumieron medidas con el cierre de carreteras y el desabastecimiento a las ciudades, lo que condujo al gobierno a recular en sus medidas.

Al conflicto con los productores agropecuarios, se sumarían los efectos de la crisis financiera internacional que derrumbó los mercados inmobiliarios en Estados Unidos, con un impacto en la economía global. Argentina pudo sortear el impacto gracias al sostenimiento del consumo interno, lo que le permitió para el año 2009 superar el conflicto con el campo, la estatización de las AFJP y la crisis financiera “global suprime”.

A partir de 2009 sobrevendría una década con registros mucho más alentadores, el sector energético comenzó a reportar grandes utilidades, lo mismo que el sector financiero. Los Fondos de Pensiones administrados por el Estado, permitieron desarrollar diferentes actividades productivas y programas sociales como ser la Asignación Universal por Hijo, una medida que terminó por convencer al electorado que reeligió a Cristina Fernández de Kirchner en octubre de 2011.

La constante de subidas y bajadas en la economía de aquel país, permitió que el espejismo de estabilidad dure aproximadamente una década, tiempo en el cuál el mercado colapsaría nuevamente. En 2019 el S&P Merval reportó una caída del 72% y las acciones, reportando pérdidas significativas que en promedio rondaban el 80%. Los periodos de bonanza económica seguidas por crisis catastróficas se agudizan. Una región que para 1895 llegó a ser el número uno en PIB per cápita y hoy ocupa el puesto 87, debe llamar poderosamente la atención. El sueño de migrantes que dejaban todo sin mirar atrás para habitar aquellas tierras benditas se diluye progresivamente.

Esta espiral de caos e incertidumbre tiene su origen en factores políticos derivados de la conducta errática que tiene la ciudadanía al momento de elegir, esperando que las soluciones a una crisis que amenaza con hacer metástasis y convertirse en irreversible, lleguen inmediatamente. Al no ocurrir aquello, grupos mayoritarios de personas que se acostumbraron a recibir dineros públicos a cambio de nada, se vuelcan a las calles para desestabilizar gobiernos y provocar conflictos que en nada contribuyen a resolver los verdaderos problemas de la Argentina. Esos grupos son los que tienen entre sus manos el destino de una nación con una economía frágil.

En medio de la complejidad política, la economía sigue constituyendo un verdadero desafío para la Argentina, debido al proceso multifacético que demanda un estudio científico pormenorizado, en lugar de soluciones simples o alineadas a organizaciones supraestatales. Es fundamental fomentar el diálogo constructivo y la responsabilidad ciudadana para que sean ellos los que se conviertan en protagonistas en la búsqueda de soluciones a los diversos problemas que tiene asolada a la abanderada del Río de la Plata.

Como epílogo de esta nota, debo añadirle una complejidad adicional, debido a que el final continúa abierto, siendo parte de un capítulo de la historia que se arrastra hasta el presente. Que así empecé está milonga/ bien criolla y bien porteña/ para cantarle al amor/ que sólo siento por ella. /Para cantarle al amor/ no hay que mirar las estrellas/ hay que ser hombre de honor y lo demás, no interesa… (Fin)

CARLOS MANUEL LEDEZMA VALDEZ
Escritor. Investigador. Divulgador Histórico. Consultor de Comenius S.R.L. Ingeniería del Aprendizaje
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21