La Derecha se reunió en un valiente acto contra el Foro de Sao Paulo

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Es la primera vez que se arma un encuentro, amplio, para hacerle frente a la organización criminal Foro de Sao Paulo, fundada por Fidel Castro y Lula Da Silva en 1990. De la mano de la fundación española Disenso, más de 300 personas se reunieron en el hotel Radisson de Bogotá, en el denominado Foro Madrid, para discutir las propuestas para hacerle frente al avance del foro chavista y su candidato en Colombia, el comunista Gustavo Petro.

El encuentro empezó el viernes 18 de febrero y se extendió hasta la tarde del sábado. Alejandro Peña Esclusa, ex preso político y el que mejor ha estudiado al Foro de Sao Paulo, abrió las conferencias con una labor pedagógica sobre los orígenes del peligroso foro y sus proyectos a futuro. Alertó: Gustavo Petro llega para convertir a Colombia en otra víctima del crimen organizado. Son peligrosos, llevan años actuando y no se detendrán.
Le sucedieron varios políticos; pero las palabras de la líder venezolana María Corina Machado sobresalieron: el eventual triunfo de Gustavo Petro en Colombia “abriría una franja, del Pacífico al Atlántico, más de dos millones de kilómetros cuadrados, donde el narcotráfico y los grupos criminales actuarían con libertad”. Es decir, el continente se dividiría en dos, partido por un santuario para mafiosos.
Mientras hablaban ponentes y panelistas, en la entrada del Hotel Radisson se amontonaba un grupo de salvajes, encapuchados, que gritaban consignas comunistas y alzaban pancartas con el martillo y la hoz. Protestaban contra el encuentro que, según ellos, reunía al fascismo. Paradójicamente, adentro se discutía, con libertad, mientras en la calle, los antifascistas, se ponían violento. Y, finalmente, estallaron. Eran unas cuarenta o sesenta personas, pienso, contra un grupito de diez policías, firmes e inmutables. Lanzaron piedras, palos y gritos. Avanzaron hasta romper casi toda la vidriera, que era la fachada del hotel.

Ni la policía ni el staff del hotel dejaban que cualquiera de los asistentes del evento saliera a la calle. Aún seguían los violentos, mucho más dóciles luego de que llegaran refuerzos de la policía y el equipo antimotín. Hermann Tertsch, el respetado periodista español inmerso en la política de mano del partido Vox, salió inmediatamente al lobby. Cogió una piedra y dio declaraciones a la prensa: “¡Estos son los argumentos de Gustavo Petro! ¡Así habla Petro!”. Los periodistas retrataron el momento y lo hicieron viral. Era claro: había que denunciar a Petro y a los suyos, que alentaron a los violentos.
Afuera, el caos de “los antifascistas”, que pretendían silenciar las voces que, adentro en el auditorio, seguían con tranquilidad discutiendo y proponiendo. Los fascistas conversan, los antifascistas lanzan piedras. Ese es el mundo de hoy, el que la izquierda dibuja.
A las dos de la tarde un panel compuesto por los profesores Luis Guillermo Vélez y Santiago Dussan, junto al analista Carlos Chacón, reflexionó sobre la dramática realidad colombiana. La violencia que había ocurrido unos minutos atrás de alguna manera corroboraba lo que los panelistas estaban afirmando: Colombia va en camino a convertirse en otra Venezuela. Esos violentos no se diferencian mucho de los colectivos chavistas.
La ponencia del excanciller de Brasil, Ernesto Araújo, fue imprevista, al menos para mí. Criticó con mucha severidad al Gobierno de Jair Bolsonaro, del que él había sido funcionario. Para Araújo, es claro: Bolsonaro se desvió de la intención originaria y ahora es hasta útil para el Foro de Sao Paulo. Sus muchos acuerdos económicos con China y su más reciente alianza estratégica con Rusia sitúan a Bolsonaro en una posición incómoda para enfrentar al Foro de Sao Paulo y al avance del comunismo en la región.

“No hace falta que lleguen el Partido de los Trabajadores o Lula a Brasil para que avance el proyecto comunista. Ya el proyecto comunista está avanzando en Brasil”, dijo Araújo, asomando que su antiguo jefe no ha hecho mucho para evitarlo.

Al día siguiente, el expresidente Álvaro Uribe Vélez le habló a los asistentes, en una videollamada. Habló por más de media hora y desmontó la narrativa de la izquierda colombiana en su contra y en contra del Gobierno de Duque. Pidió a toda la audiencia que no descanse en su lucha por la libertad y celebró el encuentro en Bogotá. Alentó las ideas capitalistas de reducción de impuestos y apoyo a la empresa privada. Muchos se sorprendieron, dada la sutil afinidad estatista del expresidente.
Sin duda que una de las ponencias más sobresalientes fue la de Joseph Humire, el director ejecutivo del Center for a Secure Free Society. Muy profesional, con un manejo audiovisual y de luces notable. Impecable labor pedagógica para explicarle a la audiencia cómo ha fallado la derecha, cuánto ha cambiado el mundo y qué debe hacerse para triunfar en contra de la izquierda.

“No hay movimiento de izquierda que haya llegado a Latinoamérica sin primero dividir a la derecha”, dijo Joseph. Celebró el encuentro, reconociendo la voluntad de juntar esfuerzos, incluso entre gente que piensa muy distinto, contra el mismo enemigo. Finalmente, propuso a Estados Unidos: parte del continente suramericano debería considerarse como Norteamérica.

Y una frase, de Joseph, fue tremendamente pedagógica: “La izquierda entendió que el poder no está en el Gobierno, sino en los ciudadanos. En las ONGs, en la cultura. Por eso mandan, incluso cuando no están en el Gobierno”. ¿Qué explica el regreso de Kirchner, de Evo o el eventual regreso de Lula? Que la izquierda supo mantener el poder aún estando fuera de sus respectivos palacios presidenciales y eso le permitió, luego de que gobernara la derecha, regresar. Apuntaron a infiltrarse en la sociedad, para no dejar gobernar a la derecha y para darle el Gobierno a la izquierda.
Diputados chilenos discutieron la deriva de Chile y diputados peruanos discutieron la deriva del Perú. Porque casi toda la región está, ahora, a la deriva. Y por eso el encuentro del Foro Madrid es tan urgente y pertinente. Al final del segundo día, en el último panel moderado por nuestro columnista Gerardo Garibay, la activista mexicana Alicia Galván, el abogado peruano Lucas Ghersi y el político venezolano Pedro Urruchurtu hablaron sobre qué hacer para impulsar la libertad en la región. Organizarse, salir a la calle y no ceder ante el mal, jamás, como insistió Urruchurtu. “Una vez cedes ante el mal, pasas a ser parte de él”.

Eduardo Cader, director del Foro Madrid, dijo las palabras de cierre. Agradeció a los asistentes y prometió continuar, ahora con más fuerza y siendo más exigente, la lucha contra la izquierda y el Foro de Sao Paulo. Recibió una ovación de pie. Le sucedió la reconocida periodista venezolana Nitu Pérez Osuna, quien fue maestra de la ceremonia, con la lectura del acuerdo final entre los asistentes y organizadores: todos nos comprometimos en darlo todo para evitar que la izquierda carnívora y liberticida siga ganando, como hasta ahora lo ha hecho.
El Foro Madrid fue un éxito, en el sentido en que no pasó desapercibido y permitió concentrar esfuerzos de gente talentosa a lo largo del hemisferio. Impresionaba la variedad de pensamientos y posiciones políticas de personas que decidieron dejar a un lado las diferencias para concentrarse en lo urgente. Aunque Disenso es de Vox, no fue un foro de Vox, y en parte eso quedó claro con el hecho de que Santiago Abascal no viajó a Bogotá. No fue un foro de Vox sino de líderes y personalidades de toda Iberoamérica.

La violencia del primer día fue, al final, el gran triunfo. Por supuesto que las discusiones, brillantes y aleccionadoras, son importantes y van a servir de mucho; pero, insisto, el logro fue la violencia. Primero, porque generar esas reacciones en el enemigo es síntoma de que se ha hecho lo correcto. Segundo, porque quedaron expuestos y todo el mundo se ha enterado, con este abreboca, de cómo sería una eventual presidencia de Gustavo Petro.
Es realmente alentador que tanta gente, de tantos lados del mundo, se haya concentrado en un espacio para pensar sobre cómo parar al Foro de Sao Paulo, ese enemigo que no solo carcome a Latinoamérica, sino a Estados Unidos y Europa. No es momento de mezquindades ideológicas y de pequeñeces de librería, como esas guerritas irrelevantes entre conservadores y libertarios. Es momento de juntar esfuerzos en una contienda que trasciende al individuo y sus naciones, y que nos involucra a todos. Una contienda que requerirá de todos, vengamos de donde vengamos, hagamos lo que hagamos. Porque no es momento de ser neutral. La coyuntura exige compromiso.

//FUENTE: EL AMERICAN//