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RODOLFO FAGGIONI
El siglo pasado se ha caracterizado por las sangrientas guerras por el “oro negro”. Tenemos el ejemplo de la fraticida guerra entre Bolivia y Paraguay, la llamada “Guerra del Chaco” iniciada en 1932 y que finalizó en 1935 dejando un saldo de 60.000 soldados bolivianos y 30.000 paraguayos muertos, o como la última guerra combatida en nombre del petróleo entre los EE.UU. e Iraq.
En el presente siglo se combatirá, también sangrientemente, por el “oro blanco”, ese precioso elemento, mucho más importante que el “oro negro”. Los conflictos estallarán por conquistar y preservar las fuentes hídricas, un problema que hoy es serio y que se volverá explosivo dentro de diez años, e incontrolable dentro de veinte.
La población mundial, diez años atrás era de 6.5 mil millones de seres humanos de los cuales 1,5 mil millones no disponen de agua potable. Por esto, cada día morían en el mundo 30.000 personas, una tercera parte niños menores de cinco años. Este año, 2023, los habitantes en el mundo han llegado a 8 mil millones y continuando con los consumos actuales, la mitad de la población mundial se quedará sin agua. En el mundo se han hecho guerras, sublevaciones y revoluciones por mucho menos.
La disponibilidad actual de agua pro-capite al día para los norteamericanos es de 450 litros, 250 para los europeos y solamente de 20 litros de agua no potable para los africanos. De los 250 litros de agua que un europeo consuma por día, sólo una parte ínfima la utiliza para la alimentación e higiene personal, una parte predominante la utiliza en lavadoras de ropa, regadío de jardines, lavado de autos etc..
En Europa se calcula que el 60% del consumo del agua es usada para la agricultura, el 25% para la industria y el 15% sólamente para uso civil y doméstico.
Actualmente el agua está creando muchos conflictos entre países confinantes. Tenemos el ejemplo de India y Pakistán, en esa región nacen seis ríos, todos en India y los seis mueren en Pakistán. Cuando India comezó su gran desarrollo económico e industrial en los años 80, proyectó una serie de barreras y digas hídricas a los cuales los pakistanos se opusieron a cañonazos. Con el tiempo se pusieron de acuerdo con tres ríos a cabeza. Otra área explosiva, y no sólo por el agua, es la región entre Turquía, Siria e Iraq. En Turquía nacen los dos ríos bíblicos, el Tigris y el Eufrates, el primero es largo 1.900 kms. y corre sólamente por 500 kms. en territorio turco, luego llega a Iraq desembocando en la zona de Basora. El Eufrates nace en la región turca de Anatolia atraviesa Siria, cruza el Iraq desembocando en el Golfo Pérsico. Treinta años atrás los turcos planificaron el “Gran Proyecto de Anatolia”, 22 digas, 19 centrales eléctricas y canales para riego, la capacidad de los dos ríos se ha reducido el 60%.
Lo mismo está sucediendo entre Bolivia y Chile por el río Lauca, un río binacional que nace en Chile y desemboca en el Lago Coipasa en Bolivia. En los años 30 Chile inició a utilizar los recursos hídricos del Río Lauca para regar zonas agrícolas desviando el cauce del río motivando naturalmente una enérgica nota de protesta del gobierno boliviano que provocó tensión entre ambos países. Otro río binacional es el Mauri, que nace en el Perú y termina en Bolivia. Ultimamente logareños bolivianos denunciaron el proyecto del gobierno peruano de un megaproyecto que consiste en construír dos canales para transvasar las aguas que van hacia el territorio boliviano, lo que provocaría una escacez de agua en ese territorio.
Entre los infinitos motivos de odio entre israelíes y palestinos, el motivo principal es el agua. Israel controla toda el agua de la región y tiene en sus manos tanto el río Jordán como el lago de Tiberíades, los israelíes han desarrollado una tecnología de riciclaje que les consiente potabilizar incluso las aguas negras. Los motivos de tensión se refieren a que actualmente el agua en Israel es insuficiente porque en treinta años la población se ha triplicado y esto hace que el flujo de agua a la parte palestina haya disminuído mucho.