Amparo Carvajal observa desde la terraza de la APDHB a los ciudadano que la apoyan / VISOR21
La activista de 84 años se niega a ser atendida por los médicos hasta que la Policía autorice el ingreso de las personas por las puertas y no así trepando por una escalera
Redacción VISOR21
El Comando Departamental de la Policía y la facción del dirigente afín al MAS, Edgar Salazar, que tiene tomada la casa de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), incumplen el fallo judicial que emitió un juez en la acción de libertad que el miércoles ganó Amparo Carvajal, quien hoy cumplió 42 días de vigilia en su lucha por recuperar esas instalaciones y ahora se ve obligada a dormir en la terraza de ese edificio.
“La instrucción que tiene la Policía, de acuerdo a la resolución que ha salido del juzgado, es que debemos precautelar la seguridad de las personas, conservar el orden público y velar por el respeto, en este caso de la señora Carvajal”, declaró a Visor21 el comandante departamental, coronel Edgar Cortez.
El uniformado aseguró que el fallo emitido por el juez Javier Peñaranda no establece que Carvajal tenga derecho al ingreso a los ambientes de la APDHB.
Sin embargo, Ricardo Rodríguez, abogado que representó a Carvajal en la acción de libertad, contradijo al coronel Cortez. Explicó que el fallo judicial establece con claridad que la activista debe tener acceso a un ambiente cerrado para evitar que duerma a la intemperie, además que se debe dar acceso a las “personas y médicos de confianza” que colaboran en su cuidado.
“Es un dato completamente falso por parte del comandante de la Policía, él escuchó de principio a fin la audiencia, la autoridad de control de garantías constitucionales ha dispuesto que la señora Amparo Carvajal tenga acceso a un baño, porque recibe un trato inhumano por parte de las personas que apoyan a Edgar Salazar, le impiden el ingreso a un servicio básico como es un baño. Lamentablemente ella se ve obligada a usar pañales”, lamentó Rodríguez.
El abogado manifestó que el juez Peñaranda también ordenó que pare el hostigamiento y la violencia psicológica ejercida por el grupo de militantes del MAS que tiene tomada la APDHB. El martes, la facción de Salazar, además de negarle el ingreso a un baño, encendieron parlantes a todo volumen, por medio de los cuales se amplificaron los cantos discriminatorios hacia Carvajal.
“No obstante, esas personas continúan con el asedio a Carvajal, debido a que continúan tomando fotos y grabando a los colaboradores”, señaló Rodríguez. El martes, Armando Camacho, que apoya a la activista en el tema de comunicación, recibió varios mensajes de Salazar, quien le aseguró que cometía “delitos penales”, por apoyar a Carvajal.
Camacho afirmó que personas particulares le advirtieron que podría ser arrestado si continuaba apoyando a la activista.
Según la explicación de Rodríguez, la acción de libertad se interpuso contra el Comando Departamental de la Policía y Salazar, este último no se presentó a la audiencia. Las personas que tienen tomada la APDHB pidieron ser notificados con dicho fallo, pero impiden el ingreso de los abogados y se niegan a identificarse.
Golpe en la cabeza
Pese al fallo en su favor, el miércoles, Carvajal durmió nuevamente en la terraza de la APDHB, luego de que ella logró ingresar al edificio por medio de una escalera. Hoy a las 9:00 aproximadamente, de forma accidental, los policías que la escoltan provocaron la caída de un tubo de metal de la carpa que está en la terraza, el mismo golpeó la cabeza de la octogenaria.
El doctor Víctor López, quien logró revisar a Carvajal, informó a Visor21 que ella tiene una contusión en la cabeza y recomendó una tomografía para descartar un daño severo. También señaló que la octogenaria presenta un cuadro de deshidratación, hipertensión y un estrés psicológico, debido al hostigamiento del que es víctima.
Pese a ello, hoy, Carvajal expresó que ya no atenderá las consultas de periodistas y se rehúsa a la atención médica, hasta que los policías permitan el ingreso de todas las personas por la puerta principal y no así “trepando la pared con escaleras”.
Por su lado, el representante de la Defensoría del Pueblo, Pedro Callisaya, quien tuvo una entrevista con Carvajal, el miércoles, evitó referirse a esas observaciones y la presencia de funcionarios que ese mismo día agredieron a periodistas y entonaron los cantos discriminatorios contra la mujer de 84 años.
Hoy, Callisaya señaló que realizó un seguimiento a todo el conflicto y luego de 42 días de la toma de la APDHB emitió una resolución de cinco recomendaciones para la resolución del tema, con el fin de restituir la institucionalidad de tan importante entidad, defensora de los derechos humanos.
En el documento, la institución recomienda al Órgano Ejecutivo asumir medidas inmediatas para buscar alternativas de solución al conflicto de la APDHB; recuerda a la Policía Boliviana su deber legal de tomar las precauciones y medidas necesarias para que se mejoren las condiciones físicas de habitabilidad de Carvajal y que pueda acceder a servicios higiénicos.
También sugiere a la Asamblea Legislativa Plurinacional que elabore una norma sobre defensores y defensoras de los derechos humanos. Asimismo, la Defensoría del Pueblo ofreció su mediación.
La Defensoría reportó que según la información que lograron recabar, seis de nueve representantes departamentales de la APDHB reconocen la presidencia de Carvajal y otras seis, entre las que están las facciones que siguen a Salazar y crearon un paralelismo de la institución, hay otros seis representantes que rechazan a Carvajal y una no reconoce a ninguno.
Solo unos minutos antes de la conferencia de Callisaya, los viceministros de Defensa al Consumidor, Jorge Silva, y de Seguros de Salud, Alejandra Hidalgo, se presentaron a la APDHB, para tomar contacto con Carvajal, pero demás de la negativa de la activista para atenderlos, las personas que apoyan esa vigilia impidieron que los funcionarios suban por una de las escaleras y exigían que se abran las puertas.
El pedio no fue atendido y finalmente no se dio ningún tipo de diálogo y la acción de libertad continúa sin ser acatada.