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A seis días del sorpresivo cierre del diario de circulación nacional Página Siete, el exsubdirector de ese medio de comunicación, Baldwin Montero, lanzó cuatro reflexiones sobre el tema que apuntan a la tardía solidaridad de los lectores o el rol de la Central Obrera Boliviana (COB) por la falta de respaldo a los más de 70 trabajadores, ahora cesantes y sumidos en la incertidumbre por la falta de pago a sus salarios y beneficios sociales.
“Seis días del cierre de Página Siete. Seis días de bronca, decepción, incertidumbre y también de recibir sentidos mensajes de solidaridad que ayudan al equipo a sobrellevar este mal momento”, escribió Montero al inicio de su publicación en su muro de Facebook.
“1: Tarde, gran parte de la audiencia cayó en cuenta que era necesario para el país contar con un medio como Página Siete. Pudo haber apoyado el proyecto con una suscripción que llegaba a costar Bs 1.30 al día. ¡Bs 1.30 al día!”, remarcó el exsubdirector.
Previo a explicar que, en medio del desorden de ideas por el momento crítico que atraviesa el grupo de trabajadores y periodistas que lideró hasta el cierre de la última edición del periódico, Montero señaló entre paréntesis, que la cuarta reflexión es la más importante.
“4: Lo más importante, los periodistas y nuestras organizaciones debemos tomar medidas más serias para velar por la seguridad laboral y por la calidad del empleo. Con una COB más preocupada en asuntos político-electorales, los trabajadores nos encontramos cada vez más indefensos frente a los maltratos de los empleadores que incumplen sus compromisos, nos orillan a juicios y nos tienen años mendigando para cobrar un ingreso que ganamos trabajando durísimo. No digo que este extremo haya llegado en este último caso, aún estamos en el plazo para la conciliación (15 días), pero necesitamos reglas más claras que nos protejan”, reflexionó Montero.
El jueves 29 de julio, a las 8:40 aproximadamente, quien fue el presidente del directorio de Página Siete desde 2010 hasta 2023, Raúl Garáfulic Lehm, comunicó a los más de 70 trabajadores, periodistas y administrativos que el periódico había llegado al “fin del camino” y desde ese momento paraban las rotativas.
“Después de 13 años de periodismo independiente al servicio de la sociedad y la democracia, Página Siete publica hoy su última edición. La explicación es tan simple como dolorosa: nuestros gastos son superiores a los ingresos y después de agotar todas las instancias para conseguir capital de trabajo, nos quedamos sin recursos económicos para seguir operando”, se lee en la “Carta a los lectores”, que es la penúltima nota de apertura en la versión digital del periódico.
Horas más tarde, luego de vencer varias dificultades “técnicas” que se les impuso a los periodistas, estos lograron publicar “La última nota a nuestros lectores” en el mismo portal que luego ya no volvió a renovarse. El final de Página Siete fue tan repentino que los editores y redactores expresaron sus dudas sobre ese “cierre sorpresivo”, no solo del impreso, el portal web sino también de las redes sociales del medio de comunicación.
Se enciende la alarma internacional
A seis días de esos hechos, que provocaron reacciones de rechazo a la asfixia económica del Gobierno boliviano contra los medios de comunicación independientes, como lo han denunciado por años todas las asociaciones de periodistas y trabajadores de medios de comunicación, el cierre de Página Siete generó reacciones de órganos internacionales como la Unión Europea y Human Rights Watch (HRW).
“Bolivia: Lamentamos el cierre de Página Siete. Nos solidarizamos con los trabajadores del diario, que lo sacaron adelante en circunstancias difíciles. El cierre reduce las fuentes de información y la pluralidad en el debate público. Es una pérdida para la democracia”, escribió en su cuenta de Twitter el director asociado de HRW para las Américas, César Muñoz.
Sin embargo, contrario a la opinión de Muñoz, en Bolivia, hubo sectores de periodistas alineados ideológicamente al Gobierno del MAS, que celebraron y expresaron su satisfacción por el cierre del periódico. A ellos, el subdirector y periodista Montero les dedicó la segunda reflexión.
“2: Hubo “periodistas” que celebraron el cierre (de Página Siete). A ellos, simplemente decirles que no son periodistas y que no intenten convencerse de lo contrario. Un periodista no puede celebrar el cierre de un medio de comunicación, menos en tiempos en que se achican los espacios laborales en el gremio”, puntualizó.
“3: Escuché hablar mucho de la necesidad de ajustar la pauta publicitaria del Estado para controlar que llegue a todos. En mi criterio, debería ser eliminada cuanto antes para que esos millones se destinen a otras cosas más urgentes. ¿No son suficientes las decenas de unidades de comunicación que tiene el Gobierno, la red nacional de televisión, la red de radios, la Agencia Boliviana de Informaciones (ABI), el diario impreso (Ahora El Pueblo) y la ilimitada cantidad de páginas web que ahora se pueden abrir sin mucho esfuerzo para difundir la información de interés gubernamental?”, cuestionó.
En la última parte de su texto, Montero adjuntó cuadros con las listas de sus “colegas de Redacción que quedaron desempleados y que ahora necesitan generar ingresos para pagar sus deudas y sostener a sus familias. Compártanla y ayúdenme a que encuentren un trabajo. Gracias de antemano”.
Mientras, en las calles paceñas, aún se digiere el cierre de este impreso de circulación nacional, algunos puestos de venta de periódicos ofrecen a la ciudadanía ediciones pasadas de Página Siete, que quedan en la historia como el testimonio escrito de 13 años de periodismo independiente.
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