CARLOS ARMANDO CARDOZO
¿Qué tan mal está el país y desesperado está su Gobierno para mandar burócratas a aplaudir su gestión por medios de prensa?
La respuesta se responde sola, no es ajeno a nadie que la propuesta de Gonzalo Sánchez de Lozada con las “Constitución de Todos” y la presencia de un movimiento liberal que se fue manifestando con mayor eco en espacios de opinión pública, académicos y empresariales han logrado incomodar a la burocracia parasitaria que vive hace más de 15 años del Estado de manos del MAS.
Revisando los artículos “Dos caras de la misma moneda” y “Delirium Neoliberal” publicados en La Razón, preocupa que los argumentos que se utilizan para defenestrar una propuesta alternativa sean exclusivamente políticos, dejando a un lado lo económico. De acuerdo con los dos autores, funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas, por cierto, resaltan que el periodo neoliberal desde 1985 – 2005 es un claro ejemplo del fracaso del modelo por tanto volver a confiar en el mercado y las empresas privadas sería un suicidio tomando en cuenta lo que hemos ganado a partir del MESPC implementado por el MAS. Sin embargo, este argumento no termina de convencer porque da la impresión que fueron las políticas del MAS las que permitieron desarrollar el sector de Hidrocarburos y consolidar los contratos de venta de gas con Argentina y Brasil, al parecer esta amnesia selectiva no les permite desarrollar una crítica objetiva sobre la improvisación con la que se manejó el sector durante los años de bonanza, sin visión a largo plazo y concentrándose simplemente en la redistribución de los recursos a partir de bonos y gasto público a manos llenas.
El MESPC trata de venderse como una panacea que ha revolucionado la economía mundial cuando tiene incoherencias conceptuales insalvables tales como: 1) El Modelo basa su sostenibilidad en los ingresos de la venta de recursos naturales (gas) como fuente principal que a su vez posteriormente se redistribuye mediante el gasto público y las transferencias de vuelta a la sociedad civil, el problema es que todo este proceso no genera riqueza alguna, es más se enfoca tanto en el corto plazo que se distorsiona el consumo con la esperanza que se pueda convencer a los sectores privados de invertir e incrementar su producción. Es decir, se trata de generar incentivos falsos de corto plazo, circunstanciales a costa de la bonanza económica para que se lleven adelante inversiones a largo plazo que incrementen la demanda de factores de producción como capital y trabajo en particular sobre la base de señales falsas. Esos consumidores constituyen una falsa demanda creada por factores ajenos al mercado, en este caso decisión política.
2) Si el corto plazo se construye a través de una base artificial, en el largo plazo las inversiones del sector privado no responden a la naturaleza del mercado real por tal motivo una vez se cae la intervención del Estado esas inversiones fracasan. 3) Por el lado del mercado monetario se inyecta más recursos para que ese consumo se multiplique a través de la intervención del sistema financiero, se bajan las tasas de interés activas que a su vez condicionan las tasas pasivas es decir se pone más crédito a disposición bajando los requisitos y el costo de ese capital y por otro lado se estructura carteras de crédito con metas dispuestas por el Estado ignorando las condiciones naturales del mercado. El resultado es que se financian inversiones de alto riesgo, sin mercados reales y en los sectores priorizados por la política pública sin los incentivos reales de la economía como referencia.
4) Si las tasas de interés pasivas son bajas, el ahorro no tiene incentivos para atraer a los individuos, es decir el ahorro que respalde esas inversiones no solo no se renueva sino se va erosionando al punto de comprometer la propia liquidez del sistema financiero. 5) El gasto público se dirige a generar las condiciones necesarias para dar el paso a la Industrialización sin embargo el costo es sacrificar recursos en proyectos cuyo retorno depende exclusivamente de que este se traduzca en una mayor recaudación tributaria resultado de una diversificación de la economía en sectores no tradicionales, con la generación de empleo y cadenas de producción. Sin embargo, el gasto público es canalizado en Empresas Públicas e infraestructura que no mejoran las actuales condiciones en las que las empresas privadas trabajan y por otro lado tampoco generan condiciones para que nuevas empresas exploten ese nuevo escenario, resultando en un contexto sin incentivos y sin condiciones solo pueden sobrevivir Empresas Públicas, en déficit permanente a costa de la estabilidad macroeconómica del país.
El balance muestra que el MESPC es insostenible, conceptualmente es incoherente e inconsistente con sus propios objetivos y como toda política populista se revalida a partir del clientelismo, con aliados en el sector privado que no compiten sino compran su lugar como proveedores del Estado a través de la corrupción multinivel que a su vez promueve la intervención total en la economía dotándose de facultades coercitivas que violentan al eslabón más débil de la cadena, al individuo.
Agitar la bandera de soberanía, como lo hacen Edson Surco y Fernando Chuquimia autores de las columnas de “opinión” citadas, se puede traducir bajo el siguiente razonamiento: “Si alguien va a boicotear, saquear y condenar a la miseria al país más vale que sea un paisano, gringos Go Home”
Libertad, Trabajo y Propiedad Privada no hay MAS.
CARLOS ARMANDO CARDOZO LOZADA
Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Presidente de la Fundación Lozanía
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21