ANTONIO SARAVIA
Llegué a Viru Viru el 6 de junio temprano por la mañana después de viajar toda la noche desde Miami. Había llegado a esa ciudad durante la tarde del día anterior procedente de Atlanta, la ciudad donde vivo. Santa Cruz me recibió cálida y acogedora. Tuve tiempo para una siesta matutina y ya después del almuerzo (un riquísimo lomo a lo pobre), empezó una agenda nutridísima que no paró durante tres semanas y me llevó a cinco ciudades del país. Tres semanas vertiginosas y agotadoras, pero memorables.
La primera semana se dedicó íntegramente a Santa Cruz. Si hago bien las cuentas, hice 10 entrevistas en diferentes medios de comunicación, 6 presentaciones o charlas para diferentes grupos estudiantiles y empresariales, y varias reuniones con académicos, economistas y actores políticos. Santa Cruz es, definitivamente, la región que mejor encarna el paradigma liberal dentro de nuestro territorio. El modelo cruceño de desarrollo consiste en rechazar la intervención gubernamental y apostar por la creatividad, el valor y el trabajo del individuo para crear riqueza. No es perfecto, ni mucho menos, pero su determinación por apostarle al individuo y al libre mercado ha generado resultados tremendamente positivos. Santa Cruz acoge a miles de bolivianos de todas las regiones y se ha convertido en el polo de esperanza del país. Había que empezar la gira en esta gran ciudad.
De Santa Cruz me animo a rescatar la charla con lleno completo en un auditorio de la Universidad Gabriel René Moreno. Uno nunca sabe cómo las ideas de la libertad serán recibidas en universidades públicas, pero la cantidad de gente que asistió (algunos tuvieron que quedarse afuera) y el cariño de los asistentes en la René Moreno marcaron lo que sería una constante durante la gira: los jóvenes están abiertos a las ideas y aprecian que se les diga la verdad.
De Santa Cruz nos fuimos a Sucre. No conocía esa ciudad y tenía muchas ganas de visitarla. Excelente decisión. No solo porque descubrí una ciudad lindísima que le hace honor a su fama, sino porque además resultó la gran sorpresa del viaje. Esperaba un cálido recibimiento en Santa Cruz por la cercanía ideológica, pero Sucre era una incógnita y resultó siendo una revelación. Empezamos con una improvisada, pero nutrida conferencia de prensa en la plaza que ya mostraba un fuerte interés por saber qué se venía a decir. Inmediatamente después hice una presentación en el auditorio principal de la Facultad de Economía de la Universidad San Francisco Xavier. Lleno total. Probablemente 300 personas. Un caluroso recibimiento que me emocionó y hace que sea posible describir este periplo como “gira” (recordaré Sucre como lo más cercano que alguna vez me sentiré a Fito Páez). Nos tomamos muchas fotos con los asistentes y hasta me tocó firmar autógrafos… Lindísima experiencia.
En Sucre, en solo un día y medio hice entrevistas con 6 medios de comunicación (incluida una por Zoom con Gonzalo Rivera que ya ha rebasado las 56.000 vistas). Hice además una charla interesantísima con los empresarios de la Cainco de esa ciudad y otras dos con universidades incluida la que describo arriba. También me junté con dirigentes gremiales y varios actores políticos. Mi única pena es que no hubo tiempo para disfrutar de la comida sucrense como hubiese querido. Me queda esa tarea pendiente.
De Sucre partimos a Tarija donde empezamos con una reunión con un excelente grupo de mujeres. Hablamos de liberalismo y de los desafíos regionales para el país y la región. Tampoco conocía Tarija y me hacía mucha ilusión conocerla. Aquí sí que no perdoné y disfruté de la comida apenas salí del aeropuerto. El amable recibimiento de muchos amigos lo hizo posible. En menos de dos días hice 4 o 5 entrevistas y tres charlas incluida una en la famosa universidad Juan Misael Saracho. Tarija es, lamentablemente, un gran ejemplo de la ineficiencia y la ineptitud del estatismo. Pese a haber recibido muchísima plata durante la bonanza del gas, Tarija no ha visto mejoras significativas en su infraestructura, educación o provisión de servicios médicos. Eso sí, abundan los casos de corrupción.
Pese a la apretada agenda me di el tiempo de visitar por un par de horas las afueras de la ciudad y, aunque me tocó soportar el frío más intenso de todo el viaje, los paisajes naturales de Tarija me enamoraron. La tranquilidad y amabilidad de su gente hacen de Tarija un destino ideal para vivir. No me molestaría en absoluto pasarme buenas temporadas allí.
De Tarija salimos para Cochabamba. Empezamos con entrevistas en Los Tiempos y Radio Fides. Los grupos liberales en Cochabamba son varios y están bien organizados. Hicimos charlas con profesionales y empresarios además de dos nutridas charlas en la Universidad San Simón. En una de ellas tuve un interesante debate. Sentí el recelo de un par de profesores hacia la propuesta liberal y debatí con ellos con entusiasmo. Fue interesantísimo ver a los estudiantes con una actitud de mucha apertura a las ideas y a sus profesores más cerrados a las ellas.
Probablemente lo más interesante de la visita a Cochabamba fue una reunión con los dirigentes de la Confederación Nacional de Trabajadores Gremiales de Bolivia. Ellos habían publicado un manifiesto unos días atrás despotricando agresivamente contra las ideologías de izquierda y derecha, pero concluyendo que lo que querían era el respeto a “la familia, la propiedad privada y el estado de derecho.” Yo estaba muy entusiasmado por conocerlos y darles la buena noticia: lo que ellos querían (familia, propiedad privada y estado de derecho) eran las piedras fundamentales del liberalismo. Quería darles la mano y decirles que ellos eran liberales. Grande fue mi sorpresa, entonces, cuando fueron ellos los que se acercaron a mí a felicitarme por ser liberal. Esa reunión fue una revelación más de lo que he venido sosteniendo durante esta gira: el boliviano es profundamente liberal en su práctica diaria.
De Cochabamba volvimos a Santa Cruz para un debate con un potencial candidato y de ahí nos fuimos a La Paz. La ciudad donde nací me recibió gélida (aunque no tanto como Tarija) pero con mucho entusiasmo y actividades. Hice alrededor de 10 entrevistas en medios y di charlas en la UPEA de El Alto, la Universidad Católica y la UMSA. Me reuní además con el directorio de la Cámara Nacional de Industrias y asistí a una cena en la que cantó el gran Willy Claure. Un lujo. Hice además un debate con Fernando Molina que ha sido muy visto y comentado. Pero una de las cosas más lindas que hice en La Paz fue reunirme con la familia para el cumpleaños 85 de mi tío Flavio Machicado Saravia, un hombre que ha contribuido mucho al conocimiento y análisis económico del país.
En suma, La Paz, el centro político del país y bastión del MAS recibió muy bien la propuesta liberal y en todas las universidades a las que fui el público abarrotó los auditorios y se mostró tremendamente entusiasmado.
Debo decir, por supuesto, que nada de lo que pasó durante esta gira hubiese sido posible sin el trabajo de los diferentes grupos liberales en el país que organizaron la agenda y me ayudaron a cumplirla. Conocí muchos nuevos amigos y mucha gente joven muy amable y tremendamente comprometida con las ideas de la libertad. La gira entera la realizamos a puro pulmón y sin ningún tipo de financiamiento externo. Cada cual pagaba sus pasajes y sus salteñas. Así, el sacrificio de todos los involucrados es realmente valorable. No mencionaré nombres porque seguro que me olvido de algunos y no quisiera hacerlo, pero quedo profundamente agradecido a los grupos en Santa Cruz, Sucre, Tarija, Cochabamba y La Paz.
La gira tenía dos objetivos. El primero era patear el tablero y mover el discurso económico y político en el país. El segundo era unir a los diferentes grupos liberales del país bajo un conjunto básico de principios. Cumplimos ambos objetivos con creces. No es una exageración decir que lo hecho estas tres semanas ha cambiado efectivamente el discurso y ahora la gran mayoría de actores económicos y políticos hablan de liberalismo. El entusiasmo por las ideas de la libertad avanza en el país a pasos agigantados. Hemos logrado también unir a los diferentes grupos liberales y ojalá esto de pie a la conformación de un movimiento cohesionado que le ofrezca una alternativa seria al país. Ya de vuelta en Atlanta, me quedo con una gratísima sensación del deber cumplido y listo para disfrutar los bizcochos y cuñapés que me traje.
ANTONIO SARAVIA
Economista liberal. PhD. en Economía
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21