Operación Esperanza: así fue la búsqueda de los 4 niños perdidos en la selva de Colombia

Hace 40 días, una avioneta Cessna en la que viajaban tres adultos y cuatro niños indígenas se accidentó en una agreste selva colombiana, que fue el escenario de una historia casi inverosímil: los tres adultos fallecieron en el accidente, pero los cuatro niños sobrevivieron solos, a pesar de los desafíos de la naturaleza y su corta edad.

Los niños de 13, nueve y cuatro años y una bebé de 11 meses sobrevivieron solos en la selva y fueron encontrados el viernes, después de una intensa búsqueda realizada por 350 militares e indígenas en la selva colombiana denominada Operación Esperanza.

Cada semana que estuvieron perdidos los niños, las autoridades anunciaron pruebas que los acercaban a los pequeños. Incluso estuvieron a tan solo 100 metros de distancia de ellos. Sin embargo, el terreno, la lluvia y los cambios en el trayecto de los niños dificultaron dar con su paradero.

Horas antes del hallazgo de los niños, el viernes en la mañana, el comandante de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares de Colombia Pedro Sánchez, encargado de la búsqueda, explicó a la Voz de América detalles del accidente, cómo sobrevivieron los menores y los retos de la búsqueda en la tupida selva.

Las preguntas y respuestas a continuación fueron editadas por claridad:

VOA: ¿Cómo pudieron haberse salvado los niños, cuando el resto de adultos murieron y la avioneta en la que se desplazaban quedó completamente destrozada?

Comandante: De acuerdo a los estudios que hizo la Aeronáutica Civil, al evidenciarse cómo impactó la aeronave, que fue prácticamente vertical, y a la altura de la cual cayeron, que fue aproximadamente unos 40 o 50 metros, que es la altura de los árboles que estaban ahí en la zona, concluyeron que las probabilidades de sobrevivir aumentaban entre más lejos estaba la nariz del avión. Concluyeron que los cuatro menores quedaron vivos, y encontramos evidencias, como pañales de la menor de un año de edad, así como huellas y los refugios que dejaban.

VOA: ¿Cuáles son las características de esta selva colombiana?

Comandante: Queda en el departamento del Caquetá, a orillas del río Apaporis. Es una selva totalmente virgen, queda ubicada a 180 kilómetros al sur de San José del Guaviare. La población más cercana se llamaba Puerto Cachiporro, pero es simplemente una aldea de pocos habitantes.

En algunos momentos, la luz del sol no alcanza a penetrar hasta la tierra y, en algunas partes se siente muy oscuro. Además de eso, llueve, en algunos casos hasta 16 horas al día, lo que hace difícil escuchar y ver. También hay animales peligrosos, como jaguares y tigrillos, plantas venenosas y serpientes venenosas. Lo que sí encontramos es abundante agua, agua muy pura, y algunos vegetales o algunas frutas que pudieron darles nutrientes.

La selva está ubicada en un sitio donde ha tenido injerencia criminal el grupo narco-terrorista de las disidencias de las FARC. Otro de los grandes riesgos son las enfermedades.

VOA: ¿Cómo sobrevivir en esta selva agreste? Creen ustedes que, si no fueran indígenas, ¿sobrevivirían?

Comandante: Indiscutiblemente, al ser indígens son más inmunes frente a ciertas enfermedades allá en la selva. También conocen el ambiente, están adaptados a él y pueden diferenciar qué elementos de la misma selva pueden consumir y cuáles no, qué peligros son comunes. Entonces, eso les extiende un poco más su probabilidad de sobrevivir.

VOA: ¿Cuáles son los principales retos de esta búsqueda?

Comandante: Hay tres variables que no controlamos. La primera en la selva. La segunda es la lluvia, la meteorología. Y la tercera es la voluntad de nuestros menores. Han caminado en unas direcciones que son atípicas, que son diferentes a lo que la lógica de la supervivencia le indicaría a uno. Por ejemplo, cuando avanzaron inicialmente hacia el norte unos 500 metros, y luego ya hacia el occidente, cruzaron por varios caños, alrededor de unos siete caños, pero no utilizaron los caños abajo para orientarse y llegar a un río más grande, que es el Apaporis, que llevaría tal vez a una zona civilizada o donde haya población, y eso nos facilitaría también la búsqueda que hemos hecho en esos sitios. Pero no, van inicialmente hacia el occidente, luego hacia el norte. Hemos encontrado diferentes elementos en diferente tiempo y lo único que uno se pregunta es qué patrón están siguiendo los niños.

Allá en la selva, uno no observa a 20 metros que hay detrás de ellos. En algunas comparaciones que hemos hecho con nuestros equipos de GPS y los elementos que hemos encontrado, hemos estado a tal vez 100 metros de donde ellos en algún momento estuvieron, tal vez con una diferencia de más o menos un día, o tal vez el mismo día. Algunos dirán, ¿pero cómo así? ¿pasaron a 100 metros y no lo vieron? Recuerden que a 20 metros no se ve absolutamente nada. Hemos tenido a 200 hombres allá, altamente entrenados, altamente capacitados haciendo esa operación.

VOA: ¿Cómo hacen ustedes para irlos localizando?

Comandante: Cada unidad lleva unos equipos de GPS que van marcando la ruta que van haciendo y nos la van transmitiendo en tiempo real para determinar cuáles son las zonas que hemos recorrido y cuáles nos quedan. Para hacer la búsqueda ha sido necesario ubicar a nuestros hombres separados uno del otro a cinco metros, para que no quede nada al azar.

Los niños se han cubierto con ramas para poder dormir 16 horas al día, en algunos casos mojados. Con una bebé de un año, no es sencillo sobrevivir ahí. Por ello es clave también articularlo con la ciencia y el arte militar, pero también con las creencias y conocimientos que tienen nuestros indígenas para escuchar, para conocer qué saben de ellos, para valorar lo que ellos conocen.

VOA: ¿En qué consisten esas estrategias de búsqueda y cuál es el aporte de la fuerza militar y cuál de parte de los indígenas?

Comandante: Por parte de las Fuerzas Militares, de nuestra Fuerza Pública, estamos empleando medios satelitales. Hemos volado más de 230 horas con 11 aeronaves. Se ha hecho peritoneal, que es un parlante, ubicado en la aeronave, emitiendo mensajes de la abuela. Se han lanzado más de 1.000 volantes, se han insertado más de 100 kits de alimentos de nuestro Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que se colocan en puntos estratégicos para extenderle la posibilidad de vida y también que nos hagan señales.

Chile, Israel y Estados Unidos ofrecieron ayuda satelital con imágenes de alta capacidad pero teníamos esa capacidad aquí. Hemos estado empleando drones para hacer la búsqueda, pero todo se ha encontrado por tierra.

En tierra también hemos empleado cinco perros buscapersonas, pero no ha sido la ventaja significativa.

Ubicamos cintas de demarcar similares a las que se utilizan para la construcción de edificios, 11 kilómetros de cinta, ubicados de lado a lado de cada caño o quebrada, para que ellos lo vean. También ubicamos unos pitos para que nos hagan señales y, en medio de la selva instalamos una planta eléctrica. Instalamos, también un parlante de alta potencia con la voz de la mamá, diciéndoles que los estamos buscando y una luz de alta potencia, una especie de faro.

Por otra parte, [ha sido clave] la integración con la comunidad indígena, conocer sus creencias, los patrones de búsqueda que emplean en la selva. Utilizan ciertas técnicas que han sido de vital importancia y nos han ayudado a encontrar varios indicios. Pero también ellos creen que la selva encarna un misterio profundo y que se debe respetar, y han abierto lo que ellos llaman una ruta espiritual.

VOA: ¿Cuántas personas están involucradas en la búsqueda?

Comandante: Alrededor de 350 personas, de las cuales 110 están inmersas allá en el terreno, de parte de las Fuerzas Militares, y quedan 12 indígenas, de los 93 que llegaron al comienzo.