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El expresidente peruano Alejandro Toledo (2001-2006) cumplió el domingo una semana de reclusión en el penal de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) de la Policía Nacional en Lima, donde deberá estar detenido 18 meses de prisión preventiva en medio de un proceso en que se le acusa por caso de corrupción que involucra sobornos para adjudicaciones de obras.
El Ministerio Público sostiene que Toledo, de 77 años, cometió los delitos de lavado de activos, tráfico de influencias y colusión por supuestamente haber recibido 35 millones de dólares para adjudicar los tramos dos, tres y cuatro de la Carretera Interoceánica a las constructoras brasileñas Odebrecht y Camargo y Correa durante su gobierno.
Jorge Barata, exejecutivo de Odebrecht, y Josef Maiman, amigo personal de Toledo, fueron los que confesaron los sobornos en declaraciones ante el fiscal José Domingo Pérez, quien tiene a su cargo la investigación y ha solicitado 20 años y seis meses de condena en prisión para el expresidente.
Roberto Su, abogado del expresidente Toledo, afirmó que su defendido no se acogerá a la colaboración eficaz para esclarecer su responsabilidad en el caso Interoceánica.
“Si a ti te acusan de un asesinato y eres culpable, tienes que acogerte (a la colaboración eficaz), pero si eres inocente ¿te vas a acoger? (…) solamente se acogen a colaboración (eficaz) quien dice soy culpable, acepto mi culpa y entablo una negociación, pero no quien dice que no ha participado, como es el caso de mi patrocinado”, declaró el abogado Roberto Su brevemente a la Voz de América tras salir de una de las audiencias iniciales de esta semana contra Toledo.
El letrado refirió además que solicitarán la prisión domiciliaria para Toledo con el fin de que abandone el penal de la Diroes por motivos de salud. Negó que tenga algún tipo de comodidades en la cárcel que comparte con los expresidentes Alberto Fujimori y Pedro Castillo.
Afrontar sus delitos
David Waisman fue vicepresidente de Alejandro Toledo. Antes de ingresar a la función pública tuvo una ferviente oposición al gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) por las políticas que adoptaba contra las pequeñas industrias que él representaba entre 1998 y 1999. Es así que, en base a este problema, conoció a Toledo.
“En una ocasión en la ciudad de Chiclayo, al norte del Perú, había expuesto ante cientos de micro y pequeños empresarios industriales. Cuando terminé, había un poco de prensa y cuando se retiraba la mayoría se me acerca un señor de tez andina y me dice: ‘Waisman, yo soy Alejandro Toledo y voy a ser presidente’”, recordó en diálogo con la VOA.
Waisman indicó que el exmandatario le dijo que deseaba conversar con él y lo invitó a las actividades de su partido Perú Posible. Luego, Toledo le expresó su interés para que fuera parte de su plataforma presidencial en las elecciones generales de 2001, lo cual aceptó con una condición: que cumpliera sus promesas de campaña y no se involucrara en actos de corrupción.
Sin embargo, la relación entre ambos socios políticos cambió en los primeros días del gobierno. Aparte de haber sido vicepresidente, Waisman también fue nombrado ministro de Defensa.
Duró menos de cinco meses por tener discrepancias con el Ejecutivo, pero durante su gestión tuvo un desencuentro con Toledo que marcó el inicio del fin de su salida.
“Estando como ministro de Defensa, transcurrido tres a cuatro meses de gobierno, el señor Toledo me encarga la compra de un helicóptero para visitar todos los pueblos posibles para ver la manera en qué podría ayudarlos. Entonces, me encarga eso y entonces llamo al embajador de Rusia de aquel entonces para conversar con él y explicarle lo que quiero”, relató Waisman.
Toledo deseaba un helicóptero blindado y moderno para uso personal y protegerse de posibles ataques de remanentes del terrorismo y el narcotráfico. Sin embargo, sucedió lo inesperado: “Pasaron tres días y Alejandro [Toledo] me dice que me retiró de la compra. Llamé al embajador de Rusia y luego me enteré que habían revalorizado más de dos veces y medio el costo del helicóptero”, apuntó. Al final, no compraron nada.
A partir de este episodio, Waisman se alejó poco a poco del gobierno. Por ello, a 17 años de haber dejado el cargo, sostiene que nunca se imaginó este final político del expresidente Toledo. “Conversando con otros exmiembros del partido se mostraron sorprendidos y decepcionados como yo porque nos sentimos engañados por sus mentiras”, refirió.
Waisman señaló que la llegada de Toledo a Perú debería servir para que confiese si más políticos y empresarios estuvieron involucrados en actos de corrupción de la Carretera Interoceánica. Además, anunció que si la justicia lo requiere será testigo en el juicio del caso Ecoteva, relacionado con el dinero de los sobornos entregados por Odebrecht.
Eduardo Salhuana, exministro de Justicia, dijo a la Voz de América que el expresidente Toledo “representó la lucha contra la corrupción y que ahora esté inmiscuido en un tema de corrupción resulta una doble decepción”.
Además, el hoy parlamentario por Alianza para el Progreso considera que todos los peruanos tienen “el derecho de saber qué pasó en realidad en la Interoceánica”.
“Qué sucedió, quiénes están implicados e involucrados. La verdad nos va ayudar a salir adelante. Quién participó, recibió coimas y prebendas. Si el expresidente puede señalar, pues que lo diga con nombre y apellidos para que la justicia actúe”.
Ensañamiento político
Juan Sheput, exministro de Trabajo y exconsejero presidencial entre 2001 y 2005, consideró en diálogo con la VOA que “hay que diferenciar al Alejandro Toledo, hombre de Estado y presidente de la República, del Alejandro Toledo, involucrado en actos de corrupción”.