WALDO TORRES
Los procesos electorales bolivianos con sus liderazgos “naturales” perseguidos judicialmente por el régimen despótico, es tierra fértil para los “outsiders”(independientes, varones o mujeres). Un outsider es un competidor electoral inesperado, que aparece de “extra muros”, desde afuera del sistema político. Este “intruso” del sistema, con buena reputación y con buenas ideas, carismático, decidido, fuerte e incontestable, podría lograr gran sintonía con el malestar ciudadano y capitalizar los votos. Al ingresar a la contienda electoral como alternativa a la polarización entre evistas y antievistas, causaría sorpresa y novedad y tendría grandes probabilidades de éxito,
¿Por qué ahora es buen momento para un outsider? Por la inexistencia de un partido y de un líder que represente la bronca contra la partidocracia del MAS y por la necesidad de enfatizar en la unidad del país, ¿Con qué apoyos contaría? la base natural procedería del 70 % de mestizos de la nueva clase media deseosa de seguir progresando y sobre todo, de los jóvenes, que están hartos de la falta de oportunidades; también contaría con el mundo intelectual, que ve con simpatía la idea de cambiar el sistema autocrático, inepto y corrupto del régimen. Inclusive en el empresariado hay buena disposición a explorar alternativas cansados de la impunidad, el freno a las inversiones y las trabas administrativas.
¿Pero, como solucionar el problema del outsider desconocido? Parece simple, pero es complejo. Cuando el individuo es desconocido primero hay que instalarlo en la opinión pública con un tema fuerte que lo identifique y que lo conecte con las aspiraciones de la gente. Luego, vincularlo con el cargo al que se postula, transformar su biografía en narrativa, lograr testimonios fuertes acerca de su personalidad, su capacidad y sus ideas, trabajar en un mensaje claro y simple e infundir una gran dosis de optimismo y esperanza alrededor de su personalidad.
¿Tiene posibilidades un desconocido? Si, con el diseño inteligente de una estrategia de posicionamiento político y luego con una estrategia política electoral, se puede transformar a un desconocido en la nueva gran figura nacional. Si el posicionamiento es malo, o simplemente discreto o rutinario, el outsider seguirá siendo un desconocido sin posibilidades. La clave del éxito será un mensaje claro y persuasivo, como el de restaurar la democracia y el desbaratamiento del autoritarismo populista.
Acertar con el nombre del outsider es crucial para afectar positivamente en la psicología política del boliviano. Para entrar a las encuestas como un personaje antisistema, debe presentarse temprano para captar la atención del país. Si se despierta el interés ciudadano y se une a los atributos personales del outsider, tenemos el insumo ideal para construir un mensaje verosímil.
WALDO RONALD TORRES ARMAS
Abogado Constitucionalista
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21