Cuba elige Parlamento en comicios “plebiscitarios” que sólo miden legitimación del régimen

Cuba elegirá este domingo a su nuevo Parlamento en unos comicios “plebiscitarios” que servirán de medidor sobre la legitimación popular y la capacidad de movilización del gobierno, pero ensombrecidos por el fantasma de la abstención y la apatía, sobre todo entre los más jóvenes.

Más de 8 millones de cubanos están llamados a las urnas para votar por 470 candidatos que ocuparán el mismo número de puestos en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el máximo órgano legislativo del país. Ninguno de ellos forma parte de organizaciones opositoras y todos tienen el visto bueno de las autoridades.

Esta es la continuación de un proceso que comenzó en noviembre pasado con la elección de representantes municipales, y que culminará con la del presidente y otros miembros del gabinete, cuando se espera sea reelegido el actual mandatario Miguel Díaz-Canel, uno de los nombres en la boleta de este domingo.

Las elecciones en Cuba no se parecen a las de otros países. En el país están prohibidas las campañas políticas. Tampoco hay partidos de oposición considerados legales, por lo que organizaciones y disidentes de dentro y fuera de la isla denuncian las elecciones como ilegítimas y han hecho un llamado a no asistir a los colegios.

Mientras, el gobierno defiende el proceso como genuino y asegura que los candidatos cumplirán “la voluntad del pueblo” y piden “el voto unido” por todos los candidatos.

El diario Granma, del gobernante Partido Comunista, tiene en su portada este domingo fragmentos de un discurso de 1993 del fallecido ex presidente cubano, bajo el titular “Al enemigo hay que enviarle ese mensaje de pueblo unido”.

Los llamados a la unidad en estas elecciones recuerdan el histórico mínimo de asistencia del pasado noviembre, cuando faltaron a las urnas el 31 % de los votantes registrados, amenaza con empañar los comicios nuevamente. Analistas señalan que esta tendencia continuará.

“Es muy posible que la participación en las elecciones del domingo sea inferior incluso a la de noviembre pasado”, dijo a la Voz de América el abogado y politólogo cubano, Raudiel Peña.

Según Peña, los comicios en los que no hay competencia entre partidos políticos y lo que se busca es elegir a todos los candidatos, tienen “una función plebiscitaria”.

“Yo creo que en la medida en que la abstención crezca, en cualquier proceso electoral, incluso en los referendos, en la medida en que vaya disminuyendo la participación, aumentando el abstencionismo, ahí hay una deslegitimación, no necesariamente a la gestión de Díaz-Canel, si no la deslegitimación del sistema político, al régimen político en su conjunto, no solo al sistema electoral, es algo mucho más general”, advirtió el abogado.

El analista opinó que el gobierno “está previendo” esa baja participación con respecto a años anteriores, donde la asistencia a las urnas superaba el 90 %.

“Creo que [el gobierno cubano] va a tener que lidiar con una poca participación en esta elecciones y yo creo que si sacan un nivel de similar al de las elecciones de noviembre de 2022, estaría bien para ellos, pero sí creo que van a ser inferiores, no te puedo decir que a un 50 % o 60 %, pero sí creo que van a ser inferiores”, vaticinó.

Ir o no ir a votar

En 2018, durante las últimas elecciones parlamentarias, el índice de abstención creció un 14 %, después de mantenerse por debajo del 10 % hasta 2013, según cifras oficiales.

Después de 2018, los cubanos han acudido a votar dos veces: para decidir en referendo la aprobación del nuevo Código de Familia y las elecciones municipales, en septiembre y noviembre pasados. En ambas se ausentaron de las urnas el 26 % y el 31 % de los votantes registrados, respectivamente.

Para la economista Marta Silvera, ya retirada, asistir a las urnas este domingo no está en discusión. “Claro que iré, para apoyar a Díaz-Canel y a la Revolución”, afirmó a la VOA esta cubana de 73 años, residente en la central provincia de Ciego de Ávila.

“Yo no he faltado a una votación en mi vida, no voy a empezar ahora. A mí el triunfo de la Revolución [liderada por el fallecido Fidel Castro] me lo dio todo, tengo que seguir cumpliendo”, insistió Silvera, de origen campesino y quien, según ella, sólo pudo estudiar en la universidad porque todo cambió en la isla a partir de 1959.

El apoyo de la jubilada contrasta con la apatía y en ocasiones abierto rechazo de las nuevas generaciones. “Nos adoctrinaron desde chiquitos y nos enseñaron que los ‘candidatos del pueblo’ estaban para representarnos, y bueno… ya se ha visto donde estamos: cada vez peor”, indicó por su parte Yelenis, una profesora de música que prefirió no compartir su apellido.

La habanera recordó cuando era una escolar y le tocó más de una vez custodiar urnas -el gobierno cubano insiste en que los estudiantes de primaria y secundaria “guarden” los votos-, pero reconoció que ese “ideal se borró hace mucho tiempo”.

“Estoy casi segura que a todos, o a la gran mayoría se nos ha caído la venda de los ojos y vemos claramente que esto no es lo que nos prometieron”, insistió a la VOA en una conversación vía WhatsApp.

De acuerdo a cifras oficiales, unos 13.000 nuevos votantes acudirán a los colegios en esta ocasión. Esta cifra comprende a los ciudadanos cubanos que recién cumplieron 16 años, el mínimo de edad requerido para ejercer el derecho al voto en la isla. Esta es una generación “desconectada políticamente de un régimen que les resulta arcaico”, advirtió el opositor Manuel Cuesta Morúa.

Una de las figuras más reconocibles de la disidencia en la isla Cuesta Morúa considera que “el rechazo, que sólo crece, se va a expresar con más claridad este 26 de marzo, en unas condiciones sociales que solo empeoran“.

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