ESTEBAN BURGOA
2025 se aproxima, y las cornetas de festejo por los doscientos años de la nación se preparan para retumbar a lo largo y ancho de este noble país.
La pregunta del millón es: ¿Qué nos espera en lo político, económico y lo social cuando el 6 de agosto del 2025 toque a nuestras puertas?, pues como el nombre de aquella gran canción de la mítica banda: “Scorpions”, se acercan vientos de cambio (Wind of change).
Nuestro bicentenario coincide con nuevas elecciones presidenciales, las cuales probablemente estarán marcadas por un descontento general con nuestra realidad, puesto que luego de doscientos años de existencia como entidad nacional, aún no somos capaces de generar instituciones sólidas, capaces de promover el bienestar en estas tierras y no así los intereses de la clase política de turno.
Por otro lado, el oficialismo parece resquebrajarse profundamente de manera interna e invita a concebir la posibilidad de que sus representantes, tal como lo hizo el MNR en 1979, se presenten a estas elecciones en diferentes fórmulas como consecuencia de sus actuales rencillas internas.
Por último, tenemos un tercer ingrediente, que son las divisiones regionales que marcan al país, siendo la más recalcitrante la que ocurre en el oriente boliviano, para ser precisos, en el departamento de Santa Cruz.
En ese sentido, todo indica que las circunstancias se están alineando de tal manera de que se propicia un escenario adecuado para lograr un cambio estructural y de rumbo en Bolivia, 200 años no se cumplen todos los días y como sucede cada 31 de diciembre, esta es una fecha donde la población en general se prepara para abrazar el cambio, lo cual, sumado a los hitos anteriormente expuestos, hace que la situación actual sea insostenible y que un giro es inevitable.
La cuestión es: ¿Este cambio será para bien o para mal?, pues todo dependerá de la preparación que realicen la población y los diferentes actores previos a este acontecimiento histórico.
El éxito radica en no cometer los mismos errores del 2019, donde un viraje en nuestro destino era deseado y alcanzable, pero fueron perjudicadas por las ambiciones personales y la inexperiencia de los liderazgos propiciados en aquel momento, los cuales traicionaron la lucha legítima y frustraron a los verdaderos héroes, los cuales cada día salían con sus “pitas” a la calle a exigir respeto a sus derechos básicos.
Este es un llamado a la “Generación Bicentenario”, a sumar fuerzas, a blindarse bajo el signo del conocimiento y la integridad, para que el destino no nos sorprenda y sean ustedes quienes tomen el futuro de la nación para anclar en los puertos del progreso, del bienestar y la libertad.
ESTEBAN EDUARDO BURGOA CARDOZO
Director Ejecutivo Generación Bicentenario
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21