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El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, pidió este domingo que alguna autoridad de gobierno ponga orden en esa región ante el avasallamiento de tierras y el ataque a los comerciantes mañaneros, cuyo enfrentamiento con vecinos dejó más de 30 personas heridas el sábado en la capital oriental.
Dijo que luego de haberse levantado el paro de 36 días, pareciera que los malos momentos ya habían pasado, pero la realidad muestra que el pueblo sigue viviendo momentos difíciles con los avasalladores de tierra y los problemas que hay también en las calles.
“Todos queremos que esto se solucione y de verdad pedimos a las autoridades. ¿A quién le corresponde poner orden? porque hasta ahora no sabemos a quién acudir. No se sabe quién va a poner orden y por eso pedimos a aquel que le corresponde poner orden y hacer las cosas bien, que lo haga para poder bajar la tensión que se está viviendo aquí en la ciudad”, manifestó.
Sostuvo que el pueblo no puede continuar viviendo de esa manera a días de la Navidad, porque el deseo de todos es vivir en paz, en unidad y tranquilidad, sin estar mirando a quién viene y quien se entra a mi casa y a quién acudir para rescatar mis cosas, comentó.
Expresó su confianza en que haya alguna autoridad que se manifieste y diga, “esto llega hasta aquí y hay que solucionarlo de esta manera”. Recuerda que la Iglesia siempre habló de lo que Dios quiere para el pueblo y cuando lo dice es motivo de freno para algunas ambiciones y por eso algunas personas no quieren que la Iglesia hable.
Exhortó a prepararse a recibir la Navidad no tantos juegos artificiales ni estrenar algo nuevo, sino buscando vivir en paz, pero “no es ofreciendo juicios por aquí y por allá a quien no piense igual” que se busca la paz.
“Para encontrar una paz verdadera hay que perdonar. El perdón es importante en la vida de aquel que cree en el Señor, pero, realmente, aquel que no cree en Dios se mira a sí mismo y busca cómo deshacerse de aquel que no piensa igual”, indicó Leigue al puntualizar que el desafío ante la próxima Navidad es el perdón.
//FUENTE: ERBOL//