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Los obispos de Bolivia condenaron este domingo el abuso en la ocupación y la expulsión de la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), Amparo Carvajal, de uno de los bienes inmuebles de esa organización defensora de los derechos.
“Como obispos de Bolivia condenamos el abuso en la ocupación y la expulsión de la señora Amparo Carvajal, presidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB) de las oficinas de la Asamblea, una señora de la tercera edad. ¿Dónde queda el respeto a los mayores?”, manifestado el presidente de la Conferencia Episcopal Bolivia, monseñor Aurelio Pesoa, este domingo en su homilía desde la catedral de la Santísima Trinidad del Beni.
Esta pasada semana, Edgar Salazar que se atribuye la presidencia de la APDHB “paralela” junto a otras personas tomaron un bien inmueble de la APDHB, ubicado en un edificio de la calle Oruro de la ciudad de La Paz.
Carvajal señaló al Movimiento al Socialismo (MAS) como el responsable de la ocupación “ilegal” del departamento, que había sido dado en alquiler a una pareja que luego se divorció y que el hombre se quedó en los ambientes, de manera ilegal cambió la chapa y lo entregó al grupo de Salazar.
El obispo habló sobre la situación de injusticia que se vive en el país, donde la Iglesia Católica toma un rol de profeta, denunciando la ausencia de la justicia, de la atención a la vida, dignidad del ser humano y en los aspectos que deben ser de derecho para todos los ciudadanos.
Asimismo, se refirió al problema de los cocaleros de los Yungas, manifestó “la deficiente atención de la salud, el tema de la justicia en nuestro país que es pronta para unos y lerda para otros”, remarcó.
Tres dirigentes cocaleros fueron detenidos. Al presidente de la Asociación Departamental de Productores de Coca, Freddy Machicado, lo enviaron a la cárcel en menos de 24 horas; al dirigente de la Juventud Yungueña, Raúl Uria, también lo detuvieron; y al presidente del comité de autodefensa, César Apaza, lo aprehendieron en la madrugada del jueves de manera violenta.
Ayer como hoy el Profeta Amós nos invita a dar una mirada a lo que va aconteciendo en el mundo y nuestro alrededor. Mientras unos están bien otros hacen el esfuerzo para tener lo necesario.
El profeta denuncia esa situación de injusticia, lo mismo haría hoy, y no lo hace por sí mismo, sino por mandato de Dios. La Iglesia Católica en el tiempo y la historia del mundo, ha tomado el rol de los profetas, siempre ha denunciado la ausencia de la justicia, de la atención a la vida y dignidad del ser humano y en los aspectos que deben ser de derecho para todos los ciudadanos.
Sin embargo, el profeta no se queda en la denuncia, sino que trasmite palabras de consuelo y esperanza, porque Dios no se olvida ni se desentiende de sus preferidos los descartados en todos los tiempos y del mundo.
//FUENTE: ANF//