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Consuelo Rivero Hoyos, nació el 15 de octubre de 1982 en Santa Cruz. Es denunciada como la mujer de las mil y una estafas. Vive en Perú donde es noticia, pues se presentaba en Tinder como una mujer cerca a la perfección para conseguir lo que quería, estafar y obtener dinero. Una de sus víctimas principales en Perú, al final, confesó sobre ella que “fue una mala experiencia, una persona de las más malas que he conocido en mi vida”, aseguró Germán.
Documentos oficiales a los que accedió EL DEBER en Santa Cruz señalan que fue encarcelada un año por estafa a incautos con anticréticos,venta de motorizados y otros. Hizo meter preso a su pareja, otra de sus víctimas, un joven que llegó de Estados Unidos y cuando ella estaba en la cárcel de Palmasola hizo prevalecer sus atributos físicos, su elegancia y enamoró a los policías a cambio de que maten a su ex, pero al final el hombre salvó su vida porque fue escuchado por la justicia.
Llegó de EEUU y la conoció
Registros de la justicia, de la Policía, de la Dirección Nacional de Penitenciaría y de la Fiscalía, señalan que la vida delictiva de Consuelo Rivero Hoyos es descubierta en 2011.
A inicios de 2012 es detenida, estuvo un año presa en Palmasola y luego logró la libertad.
Los documentos señalan que todo se inicia cuando el joven Juan Carlos Arauco, llegó de Estados Unidos donde logró acumular dinero para instalar un negocio y vivir bien. Se conoció con Consuelo Rivero Hoyos, se enamoró a primera vista, por sus atributos físicos y porque además le hablaba suave y le juraba amarlo, pero jamás imaginaba su verdadera intención.
Cuando Juan Carlos Arauco, inicia su relación amorosa con Consuelo Rivero Hoyos, esta tenía dos hijos.
Arauco es de Cochabamba y tenía una tía en esa ciudad. Su tía le contó que tenía una casa grande y vacía en Santa Cruz ubicada cerca de la Universidad Gabriel René Moreno. Le pidió que la habitara porque tenía miedo que alguien la ocupe. Fue así que Arauco se va a vivir allí con Consuelo y los dos hijos de ella.
A la semana, Arauco recibe la noticia que su tía falleció en Cochabamba y viaja a enterrarla, pero tardó ocho días. Ese tiempo fue aprovechado por Consuelo que coloca avisos clasificados ofreciendo anticréticos a bajo costo. Acuden estudiantes universitarios, interesados. Ella les dice que tenía su esposo empresario que estaba en el campo, pero que regresaría para firmar los contactos.
Como los estudiantes estaban necesitados de la vivienda, ella les dice: “Les firmaré un contrato diciendo que me están prestando dinero. Recibió $us 50.000. Cuando regresó Arauco, ella no estaba, se había ido a Cochabamba, donde se compró un departamento en el edificio Palmetto.
“Te salvaste, te íbamos a matar”
La historia judicial sigue. Un sobrino del destacado jurista y exdirector nacional de Régimen Penitenciario, Tomás Molina, también había caído estafado por Consuelo Rivero. Ella era buscada en todo el país, hasta que fue detenida en Cochabamba, donde vivía en su departamento del edificio Palmetto. La trajeron a Santa Cruz, fue encarcelada por estafas múltiples. Pero también fue detenido su expareja, Juan Carlos Arauco debido a que la Fiscalía presumía que era cómplice. Después de un año ambos fueron llevados ante el juez, ahí se evidenció que Arauco era una víctima más.
Sorprendió que los policías de la cárcel, en plena audiencia le confesaron a Arauco la estrategia macabra: “Te salvaste, te íbamos a matar”. Consuelo los había enamorado y convencido para que lo eliminen, pero se salvó. Arauco, perdió la casa de su tía, su dinero que ganó en Estados Unidos y su libertad durante un año.
Fingía ser aduanera y abogada
Desde 2011 a 2012, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) en Santa Cruz, registra al menos siete causas por estafa agravada contra Consuelo Rivero Hoyos. Las diligencias señalan que ella en Santa Cruz se hacía pasar de abogada cuando nunca estudió. Tenía tres identidades, en una de ellas aparecía como Consuelo Ortega Maldonado. En un proceso un investigador le preguntó “¿por qué usted siendo abogada ofrecía a la venta inmuebles ajenos?, ella responde, “por tonta”. En las pesquisas también se revela que en Cochabamba se hacía pasar como alta funcionaria aduanera. Incluso usaba chalecos de la Aduana. Ofrecía vehículos baratos, le daban ciertas cantidades de dinero y desaparecía. Cuando estafaba en Santa Cruz, se iba a Cochabamba y cuando cometía delito en esa ciudad se venía a Santa Cruz. En La Paz también tenía algunas víctimas.
Tan bonita, nadie la podía creer
Los registros judiciales establecen que Consuelo se vio acorralada de tantas estafas a incautos que se vio obligada a buscar refugio en Perú.
Utilizaba el dinero para tener una vida lujosa sin trabajar.
El jurista Tomás Molina, que defendió a su sobrino, que también fue víctima, afirmó que era una estafadora profesional. “Es una mujer muy bonita, nadie podía creer que fuese una estafadora” profesional.
//FUENTE: EL DEBER//