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La visita a Taiwán, el martes, de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, ha desatado fuertes reacciones de China, que incluso ha llegado a decir que tendrá “graves consecuencias”.
Las relaciones de Estados Unidos con China han tomado una senda escabrosa en los últimos años. Tras el fortalecimiento de la economía y el poderío militar de Beijing desde principios del siglo, Washington acusa a China de tratar de imponer su influencia en todo el este de Asia y el Pacífico.
China reclama territorios en los mares cercanos a sus costas, en su mayoría pequeñas islas y archipiélagos disputados con otros países de la región, pero puede decirse que Taiwán es la “joya de la corona”.
¿Por qué Taiwán?
Taiwán es una isla separada del territorio continental de China por el estrecho de Formosa. La isla incluso fue identificada como Formosa por mucho tiempo. Allí fueron a refugiarse las fuerzas nacionalistas en 1949 después de perder una guerra civil contra los comunistas liderados por Mao Zedong.
En esa época de la Guerra Fría, en que China no se vislumbraba aún como una potencia mundial, Estados Unidos reconoció al gobierno de Taiwán, que incluso fue la representación de China en Naciones Unidas hasta la década de 1970.
Beijing, sin embargo, nunca renunció a ese territorio.
¿Qué sucedió después?
Con el acercamiento de Estados Unidos a China en los 1970 se produjo un cambio de política de Washington, que reconoció al gobierno de Beijing como el único representante de China y relegó a Taiwán a un papel secundario en el escenario global.
Estados Unidos cortó formalmente sus relaciones oficiales con Taiwán en 1979, pero continuó manteniendo lazos extraoficiales amistosos con la isla y suministrándole armamento defensivo bajo un mandato del Congreso.
¿Cómo funciona Taiwán?
Con el tiempo, Taiwán se ha convertido en una fuerte economía y un productor importante de microprocesadores.
En sus inicios, estuvo bajo un régimen de ley marcial hasta 1987 y desde 1996 pasó a convertirse en una democracia.
Sus habitantes, que antes consideraban una eventual reintegración con China, han desarrollado un sentido de identidad nacional que ha comenzado a descartar esa idea.
¿Qué quiere China?
El gobierno de China nunca ha abandonado la noción de “una sola China” y rechaza toda legitimidad de un gobierno autónomo en Taiwán.
Por años, las relaciones de Estados Unidos con Taiwán han sido un poco “extrañas” y de cierto modo basadas en el malestar de China.
Oficialmente, los funcionarios taiwaneses no son recibidos en territorio estadounidense como tales e incluso a algunos se les ha prohibido la entrada al país.
Pero en los últimos años, Beijing ha sospechado que Washington podría estar inclinándose hacia un respaldo más explícito a Taiwán.
En tres diferentes ocasiones, el presidente de EEUU, Joe Biden, ha indicado que Estados Unidos defendería a Taiwán ante una invasión de China.
¿Y la visita de Pelosi?
Curiosamente, Pelosi no es la primera líder de la Cámara de Representantes que visita Taiwán. En 1995, Newt Gingrich, que ocupaba ese cargo, estuvo en la isla, lo que también desató la ira de Beijing.
La diferencia es que entonces Gingrich lideraba la mayoría republicana en la cámara durante un gobierno demócrata del presidente Bill Clinton.
Ahora, sin embargo, el hecho de que Pelosi pertenece al mismo partido de Biden es percibido con mucha desconfianza por Beijing, a pesar de que Biden expresó que el momento no era apropiado para la visita.
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