JIMMY ORTIZ
En buen romance, la posverdad debiera ser llamada; con mayor precisión, la posmentira.
En efecto, “para algunos autores la posverdad es sencillamente mentira (falsedad) o estafa encubiertas en una expresión que ocultaría la tradicional propaganda política, o el uso de las relaciones públicas como instrumento de manipulación mediática” (Wikipedia).
La Real Academia Española define posverdad como: “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Los demagogos son maestros de la posverdad”.
Y eso es exactamente lo que el MAS ha hecho con el mega fraude 2019, queriendo engatusarnos con su posmentira, siendo que nosotros mismos vivimos la historia en primera persona, nadie nos la contó, es un verdadero insulto a la inteligencia de los bolivianos.
El mega fraude 2019 fue descubierto inicialmente por la inteligencia popular y sus instituciones civiles. El pueblo salió a las calles masivamente, en todas las ciudades de la república. Las protestas por las redes sociales y toda la multimedia, fueron masivas (ae.com).
Posteriormente el fraude 2019 fue corroborado por la OEA, institución que fue invitada por el Estado Plurinacional, para hacer el seguimiento de las elecciones. Para tal efecto se firmó un acuerdo el 17-05-19 en la Casa Grande del Pueblo, con la participación del presidente del Estado, Evo Morales Ayma, el vicepresidente Álvaro García Linera, el ministro de Relaciones Exteriores, Diego Pary, y el secretario general de la OEA, Luis Almagro (cancillería.gob.bo).
El propio Evo Morales, en un tácito reconocimiento del mega fraude, resuelve anular las elecciones, renovar todo el TSE y llamar a nuevas elecciones (Fides 10-11-19). Esta es la prueba irrefutable del mega fraude, que el propio actor intelectual y beneficiario lo reconozca explícitamente. ¿Qué otra prueba más se necesita?, como dicen los abogados: a confesión de parte relevo de pruebas.
La idea de esta posmentira no surgió de Evo Morales ni del MAS; que ya estaban resignados y escondidos, surgió del Foro de San Pablo/Grupo de Puebla, ya que en su estadía en México le recriminaron la cobarde huida, habiendo perdido uno de los bastiones más importantes en el continente. No podían perder una de sus principales fuentes de financiamiento, el Chapare, la gallina de los huevos de oro.
El Foro de San Pablo/Grupo de Puebla comenzó a mover todas sus fichas, especialmente su gran poderío en la mediática internacional. Una de las primeras arremetidas de su posmentira fue la publicación en The New York Times, de un artículo escrito por María Silvia Trigo y Anatoly Kurmanaev, el 09/06/20, titulado: Una elección amarga. Acusaciones de fraude. Y, ahora, una reconsideración (nyt07-02-20). A partir de aquí, toda la jauría comunista comenzó una frenética campaña, para fijar en la opinión pública nacional e internacional este brutal engaño.
El fraude electoral es la más grande violación a la voluntad popular, como tal debiera tener la máxima pena: la cancelación de la sigla partidaria y el encarcelamiento de sus actores materiales e intelectuales.
Pero esta posmentira no cambiará la realidad histórica, por mucho que su justicia condene a la ex presidenta constitucional Jeanine Añez, por un golpe que no existió, como lo corroboran instituciones del peso de la ONU, la OEA, la Comunidad Europea, 23 expresidentes (ac 10-06-22) y otros. Creo más en estas instituciones, que en la justicia corrupta y politizada del MAS.
El eslogan popular está ya acuñado: hubo FRAUDE, no hubo golpe, y quedará para siempre.
JIMMY ORTIZ SAUCEDO
Abogado y escritor cruceño
*NdE: Los textos reproducidos en este espacio de opinión son de absoluta responsabilidad de sus autores y no comprometen la línea editorial Liberal y Conservadora de VISOR21